De gran complejidad aromática y producción muy limitada, complementa el perfil neutro de la Viura con la complejidad de la Sauvignon Blanc y la Malvasía, para conseguir una explosión en nariz con un coupage perfecto. Tras conseguir esta añada 94 puntos del reputado crítico Tim Atkin, ya se anuncia también el lanzamiento de Ostara 2023. En la imagen, el viñedo de Bodega 202.
Ostara 2022 (34 euros) es un vino nacido para marcar una época. El director técnico y enólogo de Bodega 202, Luis Güemes, llevaba tiempo con este proyecto en su cabeza: dar forma a un gran blanco de Rioja que rompiera esquemas.
Bajo la protección de la Sierra de Cantabria, al pie del Mirador de Páganos, en la zona más noble de Rioja Alavesa se encuentra uno de los viñedos de Viura de los que nace Ostara 2022. El otro, fue plantado en 1945 en la localidad de Elvillar, y su altitud de 580 metros hace que tengan una maduración lenta y tardía, proporcionándoles una frescura notable.
Un ‘coupage’ fruto de un trabajo complejo
Güemes se propuso un desafío: mantener la identidad de la Viura, conexión directa con el terruño, a través de un coupage con otras variedades que aportaran aromas primarios y complejidad. “Comenzamos un proceso de investigación y de cata de vinos monovarietales con el objetivo de comprobar qué resultado habían dado distintas variedades en Rioja Alavesa”, explica el enólogo. Tras dos años, la decisión estaba tomada: tenían que ser Sauvignon Blanc y Malvasía. Había encontrado el coupage perfecto.
La Malvasía y la Sauvignon Blanc para dar forma a Ostara las encontró en Leza, a 600 metros de altitud, lo que garantizaba de nuevo el perfil fresco identitario de este vino. Pero quedaba el más difícil todavía: buscar un equilibrio en la elaboración que no desequilibrara el resultado final. Un proceso de ensamblaje que debía ser preciso y cuidadoso.
Elaboraciones independientes
Para ello, en Bodega 202 elaboraron la Malvasía y la Sauvignon Blanc de forma independiente en depósitos de acero inoxidable. La crianza se realizó durante 10 meses en huevos de hormigón junto con sus lías, que se movían cada semana para aportar volumen y cremosidad.
Por su lado, la Viura, tras fermentarse en acero inoxidable, se envejeció en barricas nuevas de roble francés de 500 litros durante 12 meses. “De esta manera, potenciamos los aromas secundarios y terciarios de la uva, pero manteniendo la identidad de la Viura”, explica Güemes.
El resultado es un vino con una complejidad inusual entre los blancos de Rioja Alavesa y que logra una coherencia y un equilibrio sorprendente entre variedades, repartidas casi en igual proporción -Ostara 2022 lleva un 35% de Viura, un 33% de Malvasía y un 32% de Sauvignon Blanc-. “El vino mantiene la acidez natural de la Viura, con la Sauvignon Blanc aportando toques tropicales, a maracuyá o fruta de la pasión, y la Malvasía trayendo recuerdos de flores blancas” describe el enólogo