En su 25 aniversario, el Asador O’Pazo, situado en Padrón (A Coruña) celebra la evolución de un proyecto que comenzó en el 2000 como asador familiar y que hoy es un referente gastronómico con una estrella Michelin y dos soles Repsol. Un camino guiado por la pasión, el esfuerzo y el amor por Galicia. En la imagen, los hermanos Manuel y Óscar Vidal.
Galicia, tierra de fuego lento y mesas compartidas, vio nacer a Asador O’Pazo hace 25 años en la encantadora aldea de A Pousa, en la localidad de Padrón. Un proyecto que nació en el año 2000 como un asador familiar y que hoy, bajo la dirección de los hermanos Manuel y Óscar Vidal, es uno de los grandes templos del producto gallego, donde el fuego, la parrilla y la temporada marcan cada paso.
Lo que en su origen fue el trabajo de fin de carrera que Manuel elaboró con solo 22 años, se ha convertido un cuarto de siglo después en una historia de superación, constancia y evolución. “He pasado más de la mitad de mi vida en este restaurante. Es como un hijo. Todo lo que hemos construido juntos nos hace sentir orgullosos”, cuenta Manuel. La llegada de su hermano Óscar en 2009 supuso un punto de inflexión: «Ahí empezó una nueva etapa. Fue su esfuerzo y visión lo que impulsó una nueva era y marcó el camino hacia lo que somos hoy«. Juntos comparten una filosofía basada en el respeto al producto, el equilibrio y una visión común: evolucionar sin perder la esencia.
Crecer sin olvidar las raíces
Así, la cocina de Asador O’Pazo ha crecido sin olvidar sus raíces. Desde platos emblemáticos como el bogavante o la chuleta de vaca rubia gallega –que siguen en carta– hasta una propuesta más técnica e innovadora en el menú degustación, donde se trabaja con una mirada sostenible el aprovechamiento integral del producto. Se investigan fermentaciones y técnicas, como el shoyu de faba –una salsa fermentada elaborada con haba de Lourenzá cultivada en su propia huerta–, que dan nueva vida a cada ingrediente. Todo ello en una evolución coherente que homenajea al paisaje, la tradición y la cultura gallega.
Más allá de los reconocimientos, O’Pazo se sostiene en lo esencial: las personas. Un equipo que lleva años caminando unido, una clientela que ha crecido con ellos y una forma de entender la hostelería desde la humildad, el esfuerzo diario y las ganas de seguir aprendiendo. “Aquí lo importante es disfrutar del camino, y hacerlo juntos”, dicen los hermanos Vidal.
Profundizar en la identidad gallega
Con la estrella Michelin ya consolidada y un equipo lleno de inquietud y motivación, O’Pazo sigue avanzando con paso firme. El objetivo es claro: “tener el restaurante lleno cada día, seguir evolucionando con honestidad y disfrutar del camino”. A nivel gastronómico, apuestan por seguir profundizando en la identidad gallega desde una mirada contemporánea, con más presencia de la técnica, los procesos naturales y la investigación culinaria.