Museos del vino: Cultura, ciencia e historia en un viaje único

Todo viaje enoturístico debería incluir la visita a un museo del vino. Los podemos encontrar en casi todos los territorios y son un hito perfecto para empezar a conocer la singularidad de cada uno de ellos, de esas tierras ligadas al mundo de la vid, la viticultura y el vino. En la imagen, el Museo de la Cultura del Vino de Vivanco.

Texto: Óscar Checa Algarra. Fotos: Óscar Checa / Museos del Vino/ VINSEUM/Toni Galitó

Cada uno, además, tiene un enfoque diferente: aunque en la mayoría de ellos siempre vamos a encontrar una parte que nos hable de la historia y de la elaboración del vino, unos se centran más en lo etnográfico, otros en la ciencia, otros en la arquitectura… Todos, eso sí, son centros de salvaguarda de un saber milenario que, seamos más o menos apasionados por el mundo del vino, deberíamos conocer y saber apreciar. Este es un viaje por algunos de esos museos del vino.

Museo Vivanco de la Cultura del Vino

Es un referente mundial. Y estas cuatro palabras que se escriben y se pronuncian tan prontVivanco, Museo de la Cultura del Vino. prensa de vigao solo adquieren un sentido cuando uno recorre los 4.000 metros cuadrados que la familia Vivanco decidió dedicar, hace más de 20 años, a la cultura del vino, en Briones (La Rioja). Cualquier aspecto relacionado con el vino está aquí representado de la manera más asombrosa. Porque la idea es trasladar eso, el universo cultural que para la humanidad ha supuesto el vino. Así, aquí hay desde enormes prensas de viga (que la familia recuperaba cuando se enteraba que alguna bodega las iba a desechar con la llegada de los métodos modernos), a documentos únicos (como la placa oficial concedida por el Ministerio de Agricultura de Francia a Millardet por ‘descubrir’ la plantación de la vid en pie americano que salvó a la viticultura de los efectos de la filoxera), pasando por la siempre llamativa colección de sacacorchos (la mayor del mundo) y por las piezas arqueológicas o del mundo del arte (vasos griegos usados en rituales dionisíacos; botellas de cristal romanas; obras de Picasso, Miró, Sorolla, Genovés…)

Vinseum

Fue el primer museo del vino fundado en España y uno de los primeros en Europa. Y hoy, tras casi oNou VINSEUM. Fachada edificio nuevo (FILEminimizer)cho años de obras, ha vuelto a abrir al público con sus instalaciones renovadas al completo. Se trata del Vinseum, el Museo de las Culturas del Vino de Cataluña, en Vilafranca del Penedès (Barcelona), un espacio de casi 5.000 metros cuadrados (repartido entre el antiguo Palacio Real y un nuevo edificio anexo) donde, de manera similar al anterior, se abarca el mundo del vino como fenómeno cultural: el vino, proclaman aquí, es un elemento identitario de un territorio y de un país, y a lo largo de sus 8.000 años de antigüedad ha legado un patrimonio material e inmaterial, histórico, natural, cultural y humano inabarcable que le concede un enorme valor añadido. Las nuevas exposiciones permanente abordan la colección desde una mirada transversal, poniendo al visitante en el centro con el objetivo de generar una reflexión. La historia del comercio, los envases, el espacio de la bodega, la biología y la historia de la vid, los territorios vitivinicultores en Cataluña, el arte, las religiones, la gastronomía, el diseño, una inmensa colección de etiquetas… decenas de aspectos se recogen en este museo en el que las nuevas tecnologías y las nuevas formas de contar aumentan el atractivo del contenido para todos los públicos.

Museo del Vino Pagos del Rey

Las naves de una antigua cooperativa, con sus grandes depósitos de hormigón, transformaPagos del Rey. Museo del Vino. Sala de depósitos de hormigón convertida en museo (3)das en un espacio museístico. Así es el Museo del Vino Pagos del Rey, en Morales de Toro (Zamora). La arquitectura (el singular sistema de cubierta del edificio, los 28 depósitos de vinificación…) nos habla aquí de la evolución en la manera de elaborar el vino, igual que el resto de los utensilios y objetos que se reparten por la sala inferior. Después, la tecnología audiovisual recrea los procesos enológicos que tenían lugar en esos depósitos, en un recorrido de lo más plástico y artístico, con guiños a la tradición y el territorio a través de imágenes de monumentos icono (como la colegiata de Toro), antiguas fotos de fiestas de vendimia o escenas relacionadas con la gastronomía. En la planta superior, unos paneles interactivos nos acercan a la historia del vino y, en concreto, a la de este territorio, desde los monasterios medievales hasta nuestros días.

Museo del Vino de Valdepeñas

En este otro museo, no son solo unas naves bodegueras sino toda una bodega la que se ha convertido en espacio museístico. Se trata de la antigua bodega de Leocadio Morales, fechada en 1901, y una de las que más intensamente vivióValdepeñas. Museo del Vino. tinajas el auge comercializador y exportador de los vinos de Valdepeñas a comienzos del siglo pasado. Las salas didácticas, con la historia del vino en el territorio, el medio físico del cultivo de la vid, la comercialización o la cultura relacionada con el vino marcan la primera parte del recorrido que desemboca en el enorme patio de estilo manchego donde se conservan espacios como el jaraíz, con las tolvas de descarga, las trojes y las prensas. En los porches y en la nave de tinajas se expone una colección de máquinas relacionadas con la elaboración del vino (pisadoras-estrujadoras, prensas manuales, bombas de trasiego, filtros de cobre…) y otra de aperos de labranza. Y, tanto en la cueva como en esa nave de tinajas podemos ver eso, las tinajas, las enormes vasijas de barro donde se conservaba el vino. Una exposición de fotografías de Harry Gordon, que muestra la vendimia tradicional a finales de los años cincuenta del siglo XX, completa el conjunto.

Cariñena Wine Museum

Otra antigua bodega, ejemplo único de la arquitectura industrial modernista en la zona, sirvCariñena Wine Museumió de continente al Museo del Vino de Cariñena. Si en un principio estaba basado en una colección de elementos etnográficos, la renovación que ha concluido en este 2025 lo ha transformado en un moderno centro con el que se pretende crear una experiencia inmersiva al visitante. Una experiencia que comienza en una sala con un vídeo envolvente de 360 grados en el que vemos la evolución de las estaciones en el campo y en las ciudades de la comarca; continúa en la zona de los antiguos trujales, con la escenografía de la historia de los diferentes oficios del vino, apoyada con proyecciones holográficas y sonidos; y acaba en un gran espacio en el que a través de cuatro videomappings de grandes dimensiones y elementos tridimensionales explican de manera atractiva las singularidades de la viticultura en el territorio. Recursos museográficos interactivos permiten, además, aprender a través de juegos, consultar datos históricos o buscar información del patrimonio cultural de los municipios que conforman la Denominación de Origen Cariñena.

Museo del Vino El Grifo

El Grifo es una de las bodegas más antiguas de España. Se fundó en 1775, en plena Geria, en El-Grifo-Lanzarote-Antiguo-lagar (FILEminimizer)Lanzarote. Si echáis cuentas, este año celebra su 250 aniversario. Parte de la historia de esas dos centurias y media se pueden seguir en su Museo del Vino. En realidad, este museo es la antigua bodega, excavada en el suelo volcánico, el antiguo lagar original del siglo XVIII. En unas obras de restauración se descubrió, además, la piedra fundacional con esa fecha, 1775, y que ahora también forma parte del contenido museístico. Un contenido que incluye una estupenda colección de maquinaria, los antiguos depósitos (convertidos ahora en exquisitas urnas expositivas) o el viejo almacén de tonelería donde se fabricaban y reparaban toneles y barricas. El recorrido, planteado como un itinerario que sumerge al visitante en un universo onírico, muestra la evolución de la elaboración del vino en la isla y cómo la viticultura se adapta a las condiciones extremas de este paisaje único en el mundo.

Otazu

Cuando visitamos Otazu (Navarra) es difícil encontrar una línea definida que delimite los espOTAZU Guardianes, de Xavier Mascaróacios de bodega y los de museo. La propia sala de barricas está pensada y proyectada desde el diseño artístico, emocional, pero además, es que entre las mismas barricas se distribuyen algunas de las más de 150 obras de arte contemporáneo que forman parte de la Fundación Otazu. Esas obras están integradas en los diferentes espacios de los terrenos de este antiguo señorío del siglo XII y de la bodega construida en 1840. El antiguo edificio bodeguero se ha convertido, así, en un museo del vino y en galería de arte contemporáneo, enlazando el arte y el vino bajo la misma filosofía de creación: sensibilidad, paciencia y respeto por el tiempo. Igual que una obra de arte puede transformar nuestra manera de ver el mundo, dicen aquí, un vino puede transportarnos a una época, un lugar o un momento preciso.

La idea es generar experiencias sensoriales a través de esa colección artística en la que encontramos obras de Tomás Saraceno, Manolo Valdés, Xavier Mascaró, Rafael Barrios, Baltasar Lobo, Dalila Gonçalves, David Magán o Carlos Cruz-Diez, entre otros muchos. Algunas de las obras, además, forman parte del diseño de las etiquetas de los vinos de la bodega.

Centro de Interpretación del Vino y la Sal

De Navarra saltamos al extremo sur de la península, a Cádiz, y concretamente a Chiclana de la Frontera. Allí está el Centro de Interpretación del Vino y la Sal, un moderno espacio en el que se muestra la historiRUTA DEL VINO Y EL BRANDY MARCO DE JEREZ. Museos. Museo del Vino y la Sal. COPY ACEVIN-RUTA VINO MARCO JEREZ (FILEminimizer)a de los dos productos que, durante siglos, fueron fundamentales en la economía de esta localidad. El centro está ubicado en un antiguo casco de bodega de Primitivo Collantes, una empresa que llegó desde Cantabria a comienzos del siglo XX y se convirtió en uno de los referentes bodegueros de la zona. El edificio, que sigue el modelo arquitectónico de las grandes bodegas jerezanas, nos habla ya de la historia chiclanera: vemos, por ejemplo, que no tiene tanta altura como las otras ya que aquí todo estaba condicionado por el terreno de marisma en que se levantaban estos edificios. Partiendo de aspectos como este, en el interior nos muestran, por un lado, la historia de las explotaciones salineras de Chiclana, desde la colonización fenicia y romana hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX; y, por otro, la historia de la cultura vitivinícola de la ciudad, también de origen fenicio, aunque no se convirtió en una pujante economía hasta los siglos XVI y XVII, cuando participó en el comercio con América. A través de paneles, fotografías, audiovisuales y objetos como aperos y utensilios de labor, se narra esa historia bodeguera de esta parte del Marco de Jerez, haciendo especial hincapié en tres productos que, desde siempre, han identificado a la industria vitícola chiclanera: el Fino, el Moscatel y el Cream.

Museo del Vino de Cangas

Sorprende al visitante tanto como encontrar en este rincón de Asturias una zona vitivinícola,Cangas del Narcea. Museo del Vino. antiguo lagar en barrio de bodegas (1) (FILEminimizer) conservada, además, de manera excepcional. Hablamos, claro, de Cangas de Narcea, un enclave donde se practica la viticultura heroica (la orografía montañosa no deja otra opción) y donde se han conservado variedades autóctonas como la albarín negro, la albarín blanco, la carrasquín o la verdejo negro. El Museo del Vino de Cangas cuenta con dos edificios separados, ambos en el barrio bodeguero de Santiso: por un lado, uno de nueva construcción cuyo exterior recuerda a un cesto de vendimia y, por otro, una antigua bodega tradicional donde se conservan elementos de carácter etnográfico, entre ellos, una presa de viga con casi cinco siglos de antigüedad. Con todo, se persigue mostrar la cultura del vino de Asturias y sus singulares aspectos. En el recorrido del museo se enseñan los trabajos de la viña, la historia de la vid en el territorio, las tareas agrícolas y el calendario de viña y de bodega. También se muestran diferentes piezas, a cada cual más singular, como los cachos (o cachus), los cuencos de madera en los que, tradicionalmente, se bebe aquí el vino. Esta especie de escudillas se fabrican con madera de aliso, abedul, nogal, manzano, peral, cerezo, castaño o roble, que se corta en el menguante de otoño. Una vez moldeados se ‘cuecen’ en las barricas donde fermenta el mosto de manera que se impregnen del color y el sabor del vino nuevo o ‘vino naciente’.

Centro Temático del Vino Villa Lucía

Terminamos el recorrido en Laguardia (Álava), en el Centro Temático del Vino Villa LucíaCentro temático Villa Lucía (4), el primer museo del vino completamente inclusivo en lengua castellana. La propuesta museística de este espacio abarca muchísimos aspectos del mundo de la vitivinicultura que ha determinado el paisaje y la idiosincrasia de la comarca de Rioja Alavesa. La artesanía se mezcla con la tecnología para contar la historia y los rituales relacionados con la elaboración del vino. Aprendemos desde los tipos de suelo donde crece la vid hasta los utensilios de vendimia; vemos antiguas pesas y medidas del vino, una colección de grifos que se usaban en las bodegas o las variedades de botellas según sus formas y tamaños; podemos meternos en un tino de fermentación y sentir los aromas y los sonidos que se producen durante este proceso; adentrarnos en un calado tradicional (cuevas horadadas en el suelo); realizar una cata virtual jugando a descubrir los aromas relacionados con el vino y aprendiendo a detectar los sabores básicos en cada parte de la lengua… La visita finaliza con la experiencia sensorial en cuatro dimensiones «En tierra de sueños», 100% inclusiva y accesible.

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