El cocinero extremeño, afincado en Londres desde hace 25 años, ha querido agradecer a la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, la entrega de la Medalla de Extremadura 2024, una distinción que reconoce su labor de difusión de la despensa y la tradición extremeñas fuera de nuestras fronteras.
Visiblemente emocionado, muy agradecido y orgulloso de llevar la Marca España y muy especialmente la Marca Extremadura por todos los rincones del mundo. Así recibía José Pizarro la Medalla de Extremadura 2024, una distinción otorgada por la Junta «a la excelencia de la restauración extremeña». Para el cocinero, que dedicó la condecoración a su familia, a su equipo y «a los productores extremeños que, con sus manos, su esfuerzo y su pasión nos brindan cada día lo mejor de esta gran tierra», este reconocimiento es «un nuevo comienzo que me llena de energía» y que le motiva a seguir promocionando el producto extremeño en sus restaurantes. Un compromiso, el de dar a conocer y ensalzar sus orígenes, que adquirió hace 25 años y al que se ha mantenido fiel pese al éxito y el paso del tiempo. «Esta medalla es una muestra de que las raíces nunca se olvidan y de que cuanto más lejanos llegamos, más valioso es recordar de dónde venimos», afirmó Pizarro, quien también aprovechó la ocasión para expresar su agradecimiento a María Guardiola y a todos los vecinos de su querida Extremadura.
Embajador en Europa
Originario de Talaván (Cáceres), José Pizarro es toda una institución en la capital británica –ha dado de comer a todo tipo de celebridades incluyendo a Harry Styles la semana pasada en Lolo y a la reina Camila, a la que sirvió un cocktail– y uno de los mayores embajadores de la cocina española en el extranjero que ha hecho de la promoción de los productos de su tierra natal su misión. El jamón ibérico de bellota –del que vende unas 500 piezas al año–, el atún rojo de Gadira, la gamba roja del Mediterráneo, la carne de Rubia gallega, las anchoas del Cantábrico, las croquetas –de las que despacha más de dos millones al año entre todos sus negocios– o las torrijas no faltan en sus establecimientos, entre los que se encuentran siete restaurantes en el centro y el sur de Londres –José Tapas Bar, Pizarro, José Pizarro, José Pizarro Broadgate, The Swan Inn, The Poster Bar en la Royal Academy y Lolo–, un restaurante en Abu Dabi –situado en el Conrad Abu Dhabi Etihad Towers– y una casa de huéspedes, Iris Zahara, en Zahara de los Atunes (Cádiz).
De Talaván al Támesis
La de José Pizarro es una historia de esfuerzo, humildad y pasión por sus raíces que demuestra que con tesón y con las ideas claras es posible triunfar en uno de los escenarios culinarios más competitivos del mundo. Creció rodeado de los sabores y aromas de la cocina tradicional extremeña: «Recuerdo el olor de los desayunos que preparaba mi madre, la leche recién ordeñada, los huevos fritos en aceite de oliva, la sopa de tomate con higos», y acompañando a su padre de vez en cuando en las labores del campo. «Mientras cogía las aceitunas con mis manos entendí el valor del trabajo duro» y germinó el amor por un producto, el de su tierra, que ha sido siempre su bandera. «Somos afortunados de tener una gastronomía tan rica, con ingredientes que hablan de nuestra historia y nuestras tradiciones», afirma.
Tras formarse con Julio Reoyo en El Mesón de Doña Filo y en otros restaurantes de prestigio en España, en 1999 decidió viajar a Londres sin apenas hablar inglés para empaparse de las técnicas y la diversidad culinaria del momento. «Iba por las ferias con un jamón ibérico bajo el brazo –recuerda– y todo el mundo me decía ‘qué bueno está este jamón de Parma’. Eso me daba rabia» y lo que comenzó siendo un stage para «aprender y mejorar» terminó convirtiéndose en su proyecto de vida y en auténtico reto: «Supe que mi misión era contarle al mundo lo que Extremadura tiene que ofrecer», asegura.
Con sus restaurantes, Pizarro introdujo en Londres, el concepto de las tapas, el jamón ibérico de bellota, el pimentón de la Vera, el aceite de oliva virgen de Las Hurdes, la tortilla de patatas y el salmorejo, pero también, el ambiente, nuestra forma de comer, de relacionarnos, de disfrutar y de entender la comida como una manera de socializar. «Quería que la gente sintiera que estaba en un bar español, con la misma energía, el mismo ambiente y, por supuesto, la misma comida que encontrarías en cualquier ciudad de España».
Oficial de la Orden de Isabel la Católica
Recientemente distinguido con la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica, una insignia otorgada por el rey Felipe VI por su trabajo de difusión de la Marca España, y con la Medalla de Extremadura 2024, Pizarro se consolida como el gran defensor del territorio extremeño fuera de nuestras fronteras y se muestra entusiasmado y con ganas de continuar su labor. Siempre dispuesto a sumar, a apoyar a su gente y a colaborar con la sociedad, Pizarro señaló durante su discurso de agradecimiento que «después de 30 años de trabajo y dedicación puedo decir que Extremadura no solo me ha hecho mejor profesional sino también mejor persona y solo deseo volver algún día a mis raíces para compartir con los extremeños lo todo lo aprendido en estos años fuera de mi hogar».