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El “Trampó mallorquín”, una excelente receta fresca de verano

Es la “ensalada mallorquina” por excelencia heredada de la cultura popular más tradicional, principalmente consumida durante los meses de canícula por ser una apuesta de lo más ligera y saludable. El “Trampó” se elabora con productos de temporada de la huerta autóctona, con el pimiento verde mallorquín y la cebolla mallorquina como protagonistas.

Desde hace siglos, la cultura popular de Mallorca conserva las recetas más tradicionales generación tras generación. Sabores ancestrales continúan presentes cada día, tanto en la mesa de cualquier habitante como en las cartas más selectas de los restaurantes típicos más reconocidos de la isla, como es el caso del “Trampó mallorquín”, una fresca apuesta como ensalada típica de verano.

Así, muchos chefs de vanguardia basan sus propuestas en el delicioso repertorio de verduras y frutas que llegan cada temporada desde la huerta mallorquina para enriquecer sus platos.  Todo ello se traduce en un sabor auténtico, único y memorable para los amantes del buen yantar, convirtiéndose en uno de los mayores atractivos de visitar Mallorca.

Una fresca, saludable y versátil propuesta típica de la cocina balear

El “Trampó” es una mezcla armónica y afinada de tomate, pimiento verde mallorquín, cebolla mallorquina, aceite y sal. Su nombre proviene del término mallorquín “trempar”, que significa aliñar, aderezar y es una fresca ensalada que bien puede acompañar cualquier plato.

La receta admite otros ingredientes, según el gusto del comensal, como manzanas, alcaparras, aceitunas, patatas, judías hervidas e incluso legumbres. Pero lo más importante es la calidad de los ingredientes básicos: Los pimientos deben ser jugosos y de un verde blanquecino, y la cebolla blanca mallorquina y tierna. Por otro lado, la mezcla ha de ser proporcionada: Mucho tomate, poco pimiento y menos cebolla. La secuencia correcta para la elaboración de un buen Trampó es añadir los ingredientes según el siguiente orden: Tomate, pimiento verde, cebolla, sal y aceite. Y, especialmente, no excederse con el aceite, sino añadir la cantidad justa para que no “naden” los ingredientes. De esta forma se conseguirá el “Trampó mallorquín” perfecto.

Cómo preparar un buen “Trampó mallorquín”

Ingredientes: 3 Tomates, 2 Pimientos, 1 Cebolla blanca, Aceite de oliva Virgen Extra y Sal.

Preparación: Se pican todos los ingredientes en pequeños trocitos. Seguidamente se mezclan y se aliñan con el aceite de oliva virgen extra y la sal al gusto. Opcionalmente puede añadirse vinagre.

Su versatilidad reside en la posibilidad de utilizar esta receta como base en otros platos, por ejemplo, sobre una base de masa de pan, con lo que se consigue una sabrosa “Coca de Trampó mallorquina”.

Productos autóctonos y con carácter de la huerta mallorquina

Merecen especial atención los productos autóctonos de la huerta mallorquina que se utilizan para la elaboración de esta receta. Una tierra bañada por el mar Mediterráneo por los cuatro costados en la que el clima y bonanza climática permiten obtener hortalizas de excelente calidad y sabor. Por un lado, el pimiento verde mallorquín, que se diferencia del italiano por ser de un color más blanquecino y luminoso, ligeramente más corto, compacto y jugoso. Su sabor es más fresco, perfecto para comer en ensaladas o como crudité. De hecho, en Mallorca típicamente se sirven tiras de este pimiento en un pequeño plato aparte junto con la paella y el alioli como acompañamiento.

La cebolla mallorquina representa un caso similar. Quizá a simple vista pueda parecer que simplemente es una cebolla blanca… Pero no, la cebolla blanca mallorquina es un clásico imprescindible en todas las despensas de la isla. Apreciada por sus bondades con respecto a otras variedades, tiene la ventaja de ser más suave en sabor y más tersa en textura que las normales y, por ello, perfecta para platos de ensalada como el “Trampó”. El sabor es muy ligero, con pequeños toques dulces, pero en su justa medida. Para distinguirla, basta con mirar bien las capas exteriores, el tamaño (poco más que el de una cebolleta) y el olor, que es menos intenso. Es ideal para comer cruda, mientras que para cocinar se suelen utilizar otras variedades más versátiles y menos delicadas.

 

 

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