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La cocina, el corazón del hogar en el siglo XXI

Desde su posición central en el hogar, la cocina revoluciona el resto de las estancias comunes de la vivienda -el 40% de los usuarios la convierten en un lugar de reunión con los invitados o para trabajar-. Se configura como un espacio para proteger el medio ambiente -el 78% de las personas separa correctamente la basura, reutiliza más que antes y reduce el consumo de agua y energía- y cuidar de la salud -un 50% ha cambiado su dieta y ha incorporado criterios de salud en la compra y el cocinado-. Deja de ser básicamente un espacio femenino – el 30% de los hombres cocina habitualmente en casa-. Un territorio dominado por las redes sociales a las que se consultan sobre gastronomía, alimentación y consignas medioambientales -84%-.

El Instituto Silestone presenta el informe “Global Kitchen: la cocina, el corazón del hogar”, una publicación que refleja cómo se materializan en el diseño y uso de esta estancia, los cambios sociales y los nuevos modos de vida del siglo XXI. Un espacio,  de carácter multifuncional, que recupera su posición como núcleo vital de la vivienda y que deja de ser básicamente femenino. Pasa entonces de acoger la actividad más tradicional de elaboración de la comida a convertirse en el lugar de culto a la salud y el bienestar, así como del cuidado del medio ambiente. En él, además, las redes sociales son las absolutas protagonistas para acercarse a la cultura culinaria y transformar los hábitos de consumo según criterios de eficiencia energética, sostenibilidad o reciclaje.

Según las opiniones de 23 expertos internacionales y de los resultados de las encuestas a ciudadanos en 9 países, hoy en día la cocina se ha convertido en una estancia de lo más versátil. Es punto de encuentro familiar en las comidas –un 43% de los casos-, centro de control nutricional y de salud -el 62% cuida más de su alimentación y el 31 % recurre menos a los alimentos precocinados-, área de gratificación y aprendizaje personal al cocinar, espacio donde trabajar o recibir a invitados –un 40%- y plataforma de acciones para proteger el medio ambiente -el 78% separa correctamente la basura, reutiliza más que antes y reduce el consumo de energía y agua-.

La cocina: fiel reflejo de las transformaciones sociales

        Las transformaciones sociales que estamos viviendo y que repercuten en cómo somos, nos comportamos y evolucionamos se ven reflejadas de forma fiel en la cocina. A ellas han contribuido, entre otras causas, la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, los avances en la igualdad entre ambos sexos y un entorno marcado por la globalización que determina que la cocina y los hábitos de consumo reflejen los patrones de un mundo cada más conectado e interrelacionado.

Durante la presentación el chef Rodrigo de la Calle comentó que “Hay que normalizar lo que entendemos como vida saludable incorporando pequeños gestos, como beber vinos sin sulfitos, reciclando…en nuestro día a día”. Propone como medida, la posibilidad de comer un día a la semana 100% vegetal para contribuir a reducir las emisiones de CO2.  Los arquitectos María González y Juanjo López de la Cruz señalaron que “La cocina abierta sin tabiques ha supuesto el fin del aislamiento de la mujer en la casa. Ahora cocina y a la vez participa de lo que pasa a su alrededor. Este nuevo espacio representa la vanguardia de la vivienda”.

Por su parte, el especialista en alimentación y psiconeuroinmunología, Xevi Verdaguer, cree que “Comer sano no solo consiste en comprar productos eco, hay que cuidar otras cosas como los utensilios de cocina que empleas….en todo caso hay que procurar llevar una vida sana pero tampoco hay que obsesionarse” y añade “El futuro pasa porque los cocineros se formen para hacer preparaciones que tengan en cuenta las enfermedades o trastornos de las personas”.

             Santiago Alfonso, vicepresidente de Marketing y Comunicación del Grupo Cosentino, explica “El compromiso del Grupo Cosentino con el mundo de la cocina nos ha llevado a convertirnos en líderes mundiales en la fabricación de superficies de cuarzo, granito y superficies ultracompactas. Tenemos por ello el reto de continuar aportando valor e innovación a nuestros públicos de interés. En este marco de actuación, el Instituto Silestone, nuestra plataforma de investigación sobre el espacio de la cocina, desarrolla el proyecto Global Kitchen, una iniciativa para analizar las claves de la cocina doméstica en el siglo XXI con el objetivo de trasladar este conocimiento al sector y a la sociedad en general.”

“¿Seguimos en la cocina?” Esta frase forma parte de la cotidianidad de cada vez más hogares, lo que demuestra su posición de centralidad en todas las culturas y que tiene sus consecuencias en su uso y diseño. Para ello se considera por encima de todo su funcionalidad: acoger de manera segura y práctica la labor del cocinado –puntos de calor, salidas de humos…se invisibilizan y se incorporan tecnologías que garanticen, por ejemplo, la higiene, la resistencia al calor o la durabilidad- junto a otras actividades que le ceden el resto de las estancias, como ver la tele, consultar las tabletas…

La cocina deja de ser, aunque lentamente, un espacio únicamente femenino. Así la mujer sigue siendo la figura encargada de la preparación y organización de las comidas –duplicando el porcentaje masculino- si bien se observa un progresivo cambio fruto del reparto de las tareas domésticas. Sin embargo, el reparto equilibrado sigue siendo una asignatura pendiente en las culturas mediterráneas en comparación con los países anglosajones.

El binomio alimentación-salud, plenamente interiorizado, tiene también su reflejo en la cocina. La preocupación por un estilo de vida más saludable, tanto a nivel físico como mental, se constata en el interés por conocer tanto la procedencia como las propiedades nutricionales de los alimentos. A ello se añade la disminución en el consumo de alimentos procesados y precocinados.

La conciencia medioambiental condiciona el uso de la cocina a todos los niveles. Se traduce, por un lado, en la progresiva transformación en los hábitos de compra y otros comportamientos: cada vez tienen menos cabida las bolsas y envases de plástico, ganan importancia el suministro a granel y los productos de temporada y proximidad. Y por el otro, la cocina se convierte en el espacio en el que profundiza en la conservación y reutilización de alimentos para evitar su desperdicio.

En la cocina del siglo XXI las redes sociales cobran protagonismo, incluso por delante de la domótica y dispositivos inteligentes. Y se convierten en motivo para pasar más tiempo en ella, explorando nuevos platos o recetas, convirtiéndose también en fuente de información sobre cambios en la dieta o descubrimiento de nuevos restaurantes, mediante blogs, Twitter, Facebook, Instagram o tutoriales de YouTube. Un proceso en el que los grandes chefs han adoptado un papel prescriptor –han relevado incluso a la mujer a la hora de transmitir la tradición gastronómica que antes se hacía de abuelas, madres e hijas- compartiendo su sabiduría gastronómica sin restricciones a través de dichas redes, programas televisivos, libros, blogs…..Además las RRSS tienen otro papel fundamental como es ser una de las principales herramientas para la transformación de los hábitos de consumo en base a criterios de eficiencia energética, sostenibilidad o reciclaje.

 

 

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