Casa Rafols, la que fue la ferretería más emblemática de la Ciudad Condal durante más de cien años, sigue teniendo sus puertas abiertas, pero ahora reinventada como restaurante. Situado en el corazón de la ciudad (Ronda Sant Pere, 74. Barcelona), ya durante la Guerra Civil encerró en el sótano un restaurante clandestino con alma de jazz. Cien años más tarde, nace al fin el restaurante Casa Rafols, cumpliendo el sueño de cambiar tuercas, clavos y maderas por platos, licores y productos de proximidad.
La propuesta gastronómica se basa en preparaciones caseras y una cocina mediterránea de temporada y tradicional, basada en los productos de mercado y dirigida por el chef vasco Txemi Andrés, quien se encarga de la elaboración de todos los platos y postres.
Casa Rafols ofrece cocina ininterrumpida, desde las 12h hasta medianoche, de lunes a domingo, y un menú que presenta gran variedad de platos que conforman una oferta pensada 100% para compartir, aunque también pueden degustarse de forma individual. Todas sus preparaciones son caseras: desde los platos con pescados ahumados y marinados, como el salmón, la lubina, las sardinas o los boquerones; hasta el foie o todos los postres están elaborados en el local por el chef. Ofrecen también una gama propia de conservas, aceites y vinos creados con productores locales.
Algunos de los platos estrella del menú son carnes como la carrillera de vaca braseada con su polenta o el lomo bajo de vaca vieja asado a la parrilla y acompañado de piperada; pescados como el ceviche de lubina y aguacate con chile verde o el pulpo a la parrilla con puré al pimentón de la Vera; vegetarianos como los espárragos cojonudos con verduras a la brasa; arroces como el arroz caldoso de bogavante; o platos para picar como sus famosas bravas de Casa Rafols, los huevos trufados con foie, el tartar de vaca vieja con un toque de mostaza y de matcha o las sardinas marinadas, escalivada y olivada. Como postres, destacan la leche frita como lo hacía la abuela, la tarta de manzana con crema catalana y sorbete de canela o el mil hojas de mango y queso de oveja con miel de brezo
Durante los mediodías (de 12h a 17h – 9,50€), ofrecen una fórmula de comida llamada “plato del día”, con un plato que variará a diario según mercado. También cuentan con un menú de brunch, servido todos los fines de semana de 11h a 16h, con platos muy trendy como el smoothie bowl Rafols o la tosta gigante de salmón y aguacate (con salmón ahumado y marinado en casa y pan de molde de masa madre natural y harina molturada a la piedra) o, como plato más tradicional, huevos estrellados con jamón ibérico y pa amb tomàquet.
Casa Ràfols es también un lugar perfecto para hacer el vermut, ya que se presenta como vermutería con sus productos enlatados exclusivos como aceitunas de Kalamata y Gordal, anchoas del Cantábrico con A.O.V.E o sardinas marinadas en casa.
Además, el restaurante cuenta con una excelente familia de productores de calidad, como la bacallaneria Rafols, el pescador Pepe, su proveedor de anchoas, o la familia Solà de Argentona, panaderos desde 1615. Respecto a este último producto, el local cuenta con un espacio adaptado como panadería, donde vende este delicioso pan artesano también de forma independiente. También cabe mencionar su tap-station de San Miguel, con 6 cervezas de barril sin pasteurizar, inspiradas en distintas ciudades del mundo, donde el blend se hace en el momento de tirar cada caña a partir de 3 barriles y un depósito de 1.500L de cerveza base.
Para aquellos que quieran seguir la fiesta después de cenar, el sótano de Casa Rafols encierra el clandestino Club 61, un espacio donde tomar copas y cócteles de autor acompañados de la mejor música hasta la madrugada.
Casa Rafols es, sin duda, el nuevo restaurante para los amantes de la buena cocina tradicional mediterránea que conserva su toque casero y esencia a la vez que experimenta con nuevos sabores.
