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Rioja Alavesa: Vallobera apuesta por la Graciano en altura

La bodega de la Rioja Alavesa lanza su Vallobera Graciano, obtenido a partir de un pequeño viñedo de la Sierra de Cantabria a más de 600 metros de altitud. Tan solo se elaborarán 38.000 botellas numeradas.

La uva Graciano siempre ha sido considerada una variedad difícil, por su carácter herbáceo y su elevada acidez, y que además requería de terrenos no muy elevados por su necesidad de suficientes horas de sol para su perfecta maduración. Todos esos escollos han debido vencer Javier San Pedro y su equipo técnico de Bodegas Vallobera, en Laguardia (Rioja Alavesa), para lanzar su Vallobera Graciano, disponible ya en el mercado, tras pasar 16 meses de crianza en barrica y otro año más redondeándose en botella.

El viñedo de donde proviene la uva, plantado sobre suelo ácido calcáreo, se ubica en una pequeña parcela de apenas 6,3 Hectáreas, con una antigüedad de 20 años, y ubicado a 600 metros de altitud, en las estribaciones de la Sierra de Cantabria, uno de los más elevados que se puedan encontrar para esta variedad en España. La idea de lanzar este monovarietal surge durante la campaña 2017 cuando con motivo de las heladas de finales de junio el rendimiento de esta parcela bajó drásticamente. Esta menor carga para la planta provoca una excepcional maduración con granos más pequeños pero de elevada concentración.

Según reconoce el propio Javier San Pedro, propietario de la bodega, “en nuestra zona siempre se ha sido muy escéptico con el comportamiento de la Graciano en altitudes elevadas, pero los efectos del cambio climático están propiciando mayor número de horas de sol y de calor, así como un régimen de lluvias inferior, y en esas condiciones -siempre que se mantengan rendimientos bajos, ya sea por causas naturales o pre-vendimiando- la Graciano sorprende muy positivamente”.

La vinificación se inicia en depósitos de acero inoxidable, donde se produce una maceración pre-fermentativa entre 13 y 14 grados durante 3 días con remontados largos. Al cuarto día arranca la fermentación, que se extiende por un periodo de 2 semanas con temperaturas controladas entre 25 y 27 grados, para preservar la franqueza de los aromas primarios y potenciar la expresión varietal. Una vez terminada la fermentación alcohólica, pasa a barricas nuevas de roble francés con tostado plus, donde permanece durante 16 meses, realizando la fermentación maloláctica con sus lías finas, obteniendo así una mayor complejidad olfativa.

Vallobera Graciano, del que tan solo se elaboran 38.000 botellas numeradas, presenta un color rojo picota intenso. En nariz es potente aromáticamente, predominando los frutos del bosque maduros y apareciendo elegantes notas florales. En boca tiene una entrada potente, pero con un paso suave marcado por un tanino amable y sedoso, que proporciona una gran amplitud por vía retronasal.

Según Javier San Pedro, “con este graciano nos alejamos de aquellas elaboraciones tradicionales en las que predominaba una estructura más rotunda, para buscar un vino fino, elegante y que se pueda disfrutar y compartir, con un perfil frutoso, carnoso, incluso sensual, y que tras degustar una primera copa el propio vino te invite a tomar otra”.

Corazón de la Rioja Alavesa

Bodegas Vallobera nace en 1990, fundada por Javier San Pedro y Ana Ortega, en Laguardia, en plena Rioja Alavesa. Desde sus inicios se ha caracterizado por la búsqueda de la calidad en sus vinos y una firme apuesta por el viñedo, con una edad media por encima de los 30 años y ubicados entre los 500 y 650 metros sobre el nivel del mar, a la sombra de la Sierra de Cantabria.

Entre sus vinos más destacados sobresalen Vallobera Crianza, como la referencia que situó a la bodega en el mercado; su blanco Caudalia, de muy limitada producción; y los vinos de gama alta Terrán de Vallobera, del que tan solo se elaboran 4.500 botellas, y Colección Familiar, un vino que sale al mercado en contadas ocasiones, tan solo cuando supera un estricta cata.

En los últimos años, han lanzado al mercado dos elaboraciones que están contando con el favor del consumidor que se inicia en el apasionante mundo del vino: el blanco semidulce El Marido de mi Amiga y el rosado Yoana, el particular homenaje del fundador de la bodega a su hija.

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