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Matarromera, en la apuesta más ambiciosa de su historia

Erigir la bodega del futuro manteniendo la esencia del pasado. Bajo tan “lampedusiano” objetivo, la Bodega Matarromera, el proyecto personal de Carlos Moro en el corazón de la Ribera del Duero y buque insignia de las Bodegas Familiares Matarromera, ha emprendido la apuesta más ambiciosa de su historia, en un proyecto de transformación en el que ha invertido más de diez millones de euros.  El Grupo está hoy presente en más de ochenta países y elabora vinos de alta gama en seis de las  Denominaciones de Origen españolas más acreditadas (Ribera del Duero, Rioja, Rueda, Cigales, Toro y Ribeiro).

Texto: Armando Desantes. Fotos: Matarromera

Esencia Matarromera” es el nombre del concepto que la ha transformado por completo para ser mucho más sostenible a través de ocho áreas clave. Como explica el propio Carlos Moro, “las bodegas tienen que ser empresas flexibles, dinámicas y modernas, pero sin perder la esencia que hemos ido atesorando a lo largo de nuestra trayectoria”.

A simple vista, Matarromera se ha convertido en un complejo al más puro estilo “château” en el que la bodega queda rodeada por veinte hectáreas de viñedo. Se ha edificado una nueva nave en la parte lateral de la construcción principal, hacia el oeste, de la misma superficie, y de forma simétrica, sin que la fachada principal experimente cambios. En total, la parcela cuenta con una superficie construida cercana a los 11.000 metros cuadrados.

El edificio de la Bodega ya existente se ha actualizado por completo  renovando suelos, techos, instalaciones eléctricas y dotándose de un moderno sistema de iluminación led. Todos los depósitos se han sustituido por otros nuevos más modernos y se han incorporado tinos de madera para elaboraciones especiales de los vinos de pago y grandes reservas que caracterizan a la marca. Además, la bodega dispone ahora de un nuevo sistema de embotellado que mejorará el rendimiento y la productividad.

La sostenibilidad, clave del proyecto

La gestión de la energía para reducir costes y mejorar el desempeño energético, fruto de su apuesta por la sostenibilidad, es otra de las claves de este proyecto. Además, ha sido prioridad introducir la bodega en la industria 4.0 mediante un sistema integral de gestión que permite el análisis masivo de datos para poder optimizar los procesos productivos, mejorar la eficiencia productiva y la relación directa entre la máquina, el proceso, el operario y el gestor. Además, gracias a la ampliación de fotovoltaicas en cubierta y en el nuevo parking, se estima poder satisfacer con creces la necesidad energética de la Bodega durante el día.

“Esencia Matarromera” contempla, también, el equipamiento de última tecnología a lo largo del proceso de elaboración del vino como, por ejemplo, el descube mecánico. Pero también, desarrolla tecnologías de servicio en cuanto a iluminación, climatización o proyecciones visuales.

El diseño e interiorismo es otra de las claves, gracias al empleo de materiales como la piedra o el ladrillo, el roble o el hormigón. La innovación y diferenciación vienen dadas por la creación de nuevos espacios exteriores e interiores como ‘La Plaza de la Balconada’, ‘El Jardín Varietal’ o la ‘Sala de los Insignes’ que han sido diseñados para divulgar el mundo del vino desde un punto de vista lúdico.

 

Una ambiciosa propuesta enoturística

“Esencia Matarromera” acoge, asimismo, un nuevo proyecto de enoturismo en el que se ha tenido muy en cuenta la posibilidad de acoger eventos de muy variado tipo y de una oferta a la carta para que el visitante diseñe su propia “experiencia Matarromera”. No olvidemos que la bodega de Valbuena de Duero fue de las primeras en poner en marcha planes enoturísticos, cuando este concepto de viajes estaba tan solo en sus albores.

Manteniendo ese espíritu de siempre, se han diseñado las exclusivas experiencias “Origen”’ y ‘”Legado”. No son tan solo una visita a una Bodega, sino que permiten adentrarse en un lugar privilegiado rodeado de historia, de terruño, de naturaleza, de patrimonio… Y, por supuesto, de vinos de calidad reconocidos a nivel internacional. La Bodega presente ha sido fruto de un largo y cuidado proyecto de transformación para adaptarse al futuro y a las nuevas demandas del enoturista. Los renovados espacios  están diseñados para divulgar el mundo del vino desde un punto de vista lúdico y, por supuesto, con todas las medidas de seguridad indispensables en estos tiempos, puesto que han sido desarrollados en plena pandemia.

Otra novedad es que, en la experiencia ‘Legado Matarromera’, el visitante puede disfrutar de una cata frente al botellero histórico de la bodega, una de las grandes colecciones de la Ribera del Duero. Se trata de un espacio que recupera la historia, conecta el pasado con el presente y garantiza la conservación de un estilo enológico que ha guiado a esta casa durante sus más de 30 años de historia.

El proyecto de enoturismo de “Esencia Matarromera” ha tenido muy en cuenta la posibilidad de acoger eventos de variado tipo y de una oferta a la carta para que el visitante diseñe su propia experiencia. Como dice el responsable de Comunicación y Estrategia, Roberto Sanz, “visitar Matarromera no solo supone una inmersión de primer nivel en una de las bodegas icónicas de nuestro país, es también adentrarse en un entorno paisajístico donde la naturaleza y el vino se complementan en armonía para ofrecer a los visitantes una experiencia única en espacios llenos de encanto donde saborear la genuina esencia de Matarromera”.

Un nuevo vino, una forma de ser

Una apuesta tan ambiciosa había de tener también su vino conmemorativo. Matarromera Esencia nace de la búsqueda de un nuevo concepto de características únicas, mediante la integración de vinos de reconocida excelencia. Es la expresión en vino del proyecto de transformación de la bodega porque su punto de partida está en pagos y terroir únicos, de añadas excepcionales, que se funden para expresar la  longevidad y sabiduría de los viñedos de Olivares y Valbuena de Duero, dos de las zonas más exclusivas para el cultivo de la Tempranillo. La capacidad de guarda de los vinos de Matarromera alcanza con Esencia su máxima expresión. En él participan añadas de excelente calidad y longevidad, trabajadas y elaboradas en sus momentos óptimos de madurez. El resultado es un vino con aromas propios del paso del tiempo pero que, a la vez, mantiene intacta la fruta de su Tempranillo de terruño calizo, del Valle del Duero. Matarromera Esencia presenta un color rojo teja, de nariz muy fina y compleja, con multitud de aromas en perfecta armonía. Desprende sensaciones especiadas, aromas a cuero nuevo, suave tabaco de pipa, sorprendentes y frescos frutos rojos, cera de abeja o suave caramelo. En boca, destaca un fino esqueleto de pulidos taninos, con excelente complejidad de sabores y sorprendente frescura, con un final largo y elegante.

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