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SOTA DE COPAS: Albillo Real, mucho Madrid

Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: Siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros miramos las cartas: en blanco no se apuesta, si no se sabe jugar bien. Aquí no sólo hay órdagos sino que cada vez se juega más y mejor con la madre de la Tempranillo ¡como si fuera la del Cordero!. En la imagen, Corucho Blanco Ecológico.

Por Javier Fernández Piera

A3

Bodegas Valleyglesias

Vinos de Madrid (Subzona San Martín de Valdeiglesias)

100% Albillo Real

Alba blanca al son del himno. Aguas del Alberche y riadas de hinchas que claman por este vino y hacen de los viñedos su catedral, como al estadio. Da igual la camiseta, lo que importa es la copa. Ganada a base de las mejores jugadas: primero, maceración en frío previa a la fermentación durante un día, lo justo para mantener la esencia varietal. Prensado y fermentación con levaduras de la cantera, autóctonas. Las lías se quedan para darle más juego, más fuerza, más espectáculo, y esos aromas de panadería sutiles que acompañan la fruta blanca. Por si fuera poco, 4 meses adicionales de entrenamiento antes de la final en depósitos de acero inoxidable. Afinamiento estratégico. Cuatro fincas con suelos diferentes y entre 600 y 750 metros dan aún más empaque en un vino que por las bandas es ácido y ligero y por el centro tiene frescura, juventud, fuerza y de pase fácil. Huele a victoria, a flores, a piña, a melocotones y a gol. Un juego elegante e imparable. Desde el palco se ve brillante, cristalino, con toques dorados que recuerdan a una gran final de Champions.

Corucho blanco ecológico

Bodegas Luis Saavedra

Vinos de Madrid (Subzona San Martín de Valdeiglesias)

85% Albillo Real, 15% Moscatel Grano Menudo

Cuando llegues a Madrid, chulona mía, contarás cuentos de cenicientos. Como el de este vino de familia toledana, abulense y, sobre todo, madrileña y ecológica. Porque los pasodobles dados con la cooperativa en el inicio de la historia hoy son proyectos propios basados en mantener la herencia de medioambiente y sacar lo mejor del terruño. Respetar a la naturaleza es fundamental en esta oda al buen gusto y una premisa para la familia que quiere mantener esta tradición. La uva blanca es de la altísima y viejísima finca Solana de la Sierra (1000m de altura para un viñedo de cepas de más de 70 años) en pendiente que hace que la vendimia se haga manual, con el mimo que un pichi daría a una gachí en plena feria. EL arado tampoco se puede mecanizar, así que las mulas hacen las labranzas como antaño. El sol lleva sus ritmos y aquí no hay prisa porque prima la calidad. Color limón intenso, brillos alegres de fiesta (ojalá vuelvan pronto). Aroma intenso de fruta blanca madura, algunos toques de hierbas y mucho sabor, mucha frescura, potencia, y toda la gracia de un chotis.

Cabrito

Miguel Santiago

Vinos de Madrid (Subzona San Martín de Valdeiglesias)

100% Albillo Real

Unos buenos amigos, pero sobre todo un buen padre y un buen hijo. El tándem importa cuando hay que cuidar de las viñas de antepasados en Cadalso de los Vidrios, a los pies de la Sierra de Gredos y a unos 800 metros. Los suelos graníticos y arenosos no son fértiles, lo que ayudan a un menor rendimiento en pro de la calidad y concentración. La inclinación y la complicada orografía hacen que se haga vendimia manual y arado con tracción animal. Más que heroica, hablamos de una viticultura de raza, y de una pasión por el vino de calidad, probablemente de los mejores ejemplos de Madrid. Probablemente el que Cervantes menciona como uno de sus vinos favoritos. De hecho, siempre ha sido el preferido de la corte – y villa-. La fermentación en depósito inox cuida y guarda el alma de la uva Albillo. Todo proceso sigue una metodología de respeto y de mínima injerencia humana, de modo que sea lo más natural posible y que los vinos sean auténticos reflejos del terruño. Sabor intenso, largo, con toque de hierba al final, pero con fruta blanca y de hueso predominando. El color es limón dorado que invita a abrir más botellas. La sobremesa con estos amigos es para no terminar nunca de charlar y brindar por Madrid.

 

Era la denostada de los viñedos de Madrid, pero es una apuesta segura para los vinos blancos que hoy piden un equilibrio entre intensidad, sabor y frescura. Cada vez hay más, pero muy repartidas porque las bodegas tiran más al tinto, y por eso ésta es la joya de los Vinos de Madrid. Moderación y  buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…

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