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Desembarca en Madrid la taberna andaluza Figarilla

Figarilla, cuyo nombre hace referencia a cómo llamaban al puerto de Isla Cristina alrededor del año 1755, nace con el espíritu de ofrecer la esencia de la freiduría andaluza al tiempo que se disfruta de una sobremesa animada. Ubicada en la Avenida de Concha Espina, 14, Figarilla propone una oferta gastronómica icónica de Andalucía cuyo eje central son las frituras, y donde no faltan los molletes, las sopas frías ni las raciones de toda la vida.

Desde su ubicación privilegiada en la Avenida de Concha Espina 14, Figarilla abre en Madrid con el espíritu de ofrecer la mejor fritura andaluza de la capital, y de transportarnos directamente a Andalucía gracias a una propuesta gastronómica basada en platos icónicos del sur, donde no faltan los molletes, las sopas frías, ni las raciones de toda la vida.

Esta taberna andaluza, cuyo nombre hace referencia a cómo llamaban al puerto de Isla Cristina alrededor del año 1755, se estrena este mes de julio en Madrid para presentar la esencia de la freiduría andaluza. Figarilla es una nueva parada obligatoria en la ruta de imprescindibles para los amantes de los bocados tradicionales del Sur, y un refugio perfecto donde disfrutar también de vinos de Jerez, de una sobremesa de lo más animada, y donde perder la noción del tiempo.

La carta: el arte de la freiduría

La cocina de Figarilla, totalmente volcada en el producto, da vida a una carta donde la freiduría y las recetas con guiños al Sur son las protagonistas. El equipo de cocina de esta taberna andaluza se ha formado en el reconocido restaurante La Milla, en Marbella, por lo que la pasión por la materia prima y el respeto por el producto están latentes en cada plato.

Así, en su carta encontramos clásicos como el gazpacho, el salmorejo andaluz o las papas aliñás, y raciones de toda la vida, como la ensaladilla rusa con atún, la mojama con almendras, los boquerones en vinagre, el queso payoyo, la carne mechá, las croquetas de pringá, o las gambas con pil pil. Tampoco faltan los míticos molletes de Antequera: de pringá y pimientos asados, de paletilla de los Pedroches, tomates y AOVE, y de carne mechada, entre otros.

Pero si algo destaca en esta taberna típica andaluza son sus frituras. Una sección dedicada en exclusiva a estos bocados donde el equipo de cocina de Figarilla, formado en una de las mejores casas de fritura como es el restaurante La Milla de Marbella, demuestra su verdadero arte y su dominio de esta técnica de la freiduría. Así, en su propuesta destaca el cazón y la rosada en adobo, los calamares, los boquerones o las gambas cristal. Raciones que son perfectas para acompañar con sus más de 30 referencias de vinos nacionales que también se sirven por copas, o con su vermú Lustau.

Para los que prefieren algo más contundente, Figarilla también cuenta con una sección de platos principales de pescado, entre los que se encuentran la suprema de dorada a la roteña, su propia versión de los espetos de sardinas o el atún en manteca; y carnes, como la carrillera ibérica al Montilla Moriles, el magro con tomate y patatas fritas, el secreto ibérico a la plancha o los pinchitos morunos.

Y antes de dar paso a una animada sobremesa, nada mejor que terminar la comida con una poleá con chocolate y picatostes, con un refrescante helado de mango de la Axarquía malagueña con su granizado y virutas de chocolate, o con un mostachón de mojito con helado de coco. Todos ellos bocados dulces que son un guiño a los postres tradicionales del sur, y que son perfectos para acompañar con un Jerez.

Un espacio que presume de alma andaluza

La llegada de Figarilla promete marcar así un antes y un después en la oferta gastronómica de la capital y hacerse hueco entre los imprescindibles de la zona del Bernabéu. Un nuevo lugar de encuentro en la ciudad que ha sido diseñado por MRGO Arquitectos, para el disfrute de sus visitantes, tanto en su terraza exterior –acondicionada para poder disfrutar de una comida o cena al aire libre durante todo el año–, como en su interior. Cada rincón de esta taberna, dividida en dos plantas, desprende esa esencia y ese ambiente típico andaluz, conseguido gracias también a su decoración. Una conexión con la tierra y el Sur sin salir de la capital que los fines de semana se impregna con una magia especial gracias a las actuaciones en directo de flamenco.

El interior de Figarilla recuerda a las emblemáticas tabernas andaluzas, pero con un toque actualizado y fresco. Para conseguir este estilo, los materiales naturales y las piezas artesanales son esenciales. Por eso, en Figarilla se ha prestado especial atención a la selección de los azulejos, que tienen un toque clásico y desgastado que recuerdan a esas cantinas antiguas del interior de Andalucía.

Otro de los elementos protagonistas que destaca en Figarilla desde que se entra al local es su barra central, alicatada en verde aguamarina oscuro y terminada en mármol, que contrasta con el blanco y la madera, consiguiendo una combinación perfecta y equilibrada de matices de color.

La taberna cuenta con una recreación del clásico patio andaluz en el hueco de la escalera, donde crece la vegetación, y también con unas paredes que se llenan de cuadros con fotos andaluzas de ferias, sevillanas, patios y flores. Una manera estupenda de hacer un guiño a esas recargadas paredes de las tabernas de toda la vida.

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