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Emina: Sostenibilidad y enoturismo

En las inmediaciones del monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena, donde se comenzaron a plantar las primeras vides de la Ribera del Duero allá por el siglo XII, el tiempo trascurre despacio. El halo de espiritualidad que todo lo envuelve se traslada también a la magia de hacer vino en Emina Ribera, la bodega sostenible.

La sostenibilidad para una bodega como Emina, que vive de la tierra y siente pasión por ella, es un concepto establecido en su filosofía fundacional y una actitud que forma parte del ADN de todos sus trabajadores. La naturaleza es la mayor aliada en la producción de uva de calidad y la lucha contra el cambio climático, con la que la empresa se encuentra fuertemente comprometida, es parte intrínseca de su estrategia.

Si la sostenibilidad es uno de los principales compromisos de su presidente Carlos Moro, también se puede decir que el enoturismo es una de sus grandes apuestas. Y esto lo avala el Premio al Mérito Enoturístico que ha recibido este año por parte de todas las rutas del vino de España a través de ACEVIN.

La huella de la historia

Visitar Bodega Emina Ribera, en Valbuena de Duero, a menos de dos horas de Madrid, es saborear la huella de la historia puesto que, junto a sus instalaciones, se encuentra el Monasterio cisterciense de Santa María de Valbuena (siglo XII), al que se le atribuye ser el primer lugar, donde, a partir de su construcción, se comenzaron a plantar las vides que, a la larga, darían lugar a la conocida Denominación de Origen de los vinos Ribera del Duero. Fue fundada por monjes venidos de Francia, de la zona de Burdeos, que trajeron las cuatro variedades tintas que se pueden utilizar en la zona.

Pero, viajando en el tiempo, también supone conocer el primer proyecto integrado de desarrollo sostenible de una bodega a nivel mundial. Sin ir más lejos, se puede acceder a ella en coche eléctrico y recargarlo a gran velocidad mientras se disfruta de la visita gracias al plan de movilidad sostenible que, de la mano de Iberdrola, ha implementado en todas sus bodegas.

Antes de comenzar la visita, el turista puede planificar su viaje eligiendo su experiencia más adecuada desde su central on line de reservas (emina.es). Nada más llegar al complejo, el viajero ya puede percatarse de la importante apuesta por las energías renovables al ver los paneles fotovoltaicos en su cubierta, así como en la marquesina del aparcamiento.

Jardín de variedades

Un jardín de más de 50 diferentes variedades de uvas nacionales e internacionales da la bienvenida a este singular edificio de inspiración romana y de gran apreciación arquitectónica con una estética integrada en el entorno y el paisaje, cuyo interior gira alrededor de un patio central y puede disfrutarse bajo la luz natural mientras se divisan las diferentes partes de la bodega. Cabe reseñar que el riego de dicho jardín de variedades procede de agua que ha sido previamente utilizada y depurada, como gesto de contribución a la reducción de la huella hídrica.

Más de la mitad de los espacios que recorrerá el enoturista a lo largo de su visita cuentan con luz natural, y su orientación no es fruto del azar. La orientación norte de la nave de barricas sirve para regular su temperatura en invierno. La orientación oeste de las oficinas y del laboratorio contribuye a evitar una pérdida de la capacidad calorífica en la misma estación fría. Por último, la orientación sur de la nave de producto terminado evita excesivas pérdidas de temperatura en invierno. No en balde Bodega Emina cuenta con un sistema de eficiencia energética pionero elaborado en colaboración con las empresas Vodafone y Ekiom que les ha valido para ser finalistas de los Premios Nacionales Mejor Industria Conectada.

La importancia de los espacios abiertos

Cobra importancia en estos momentos, más si cabe, la facilidad de espacios abiertos en un paisaje enológico espectacular cuyo paseo sirve de enlace entre naturaleza y vino. Prueba de ello es el Museo del Vino que alberga la Bodega, una muestra interactiva para empaparse de historia gracias a pantallas táctiles, vídeos explicativos, juegos en forma de preguntas y respuestas… En este espacio se encuentra, también, la colección privada de facsímiles medievales del presidente del Grupo, Carlos Moro.

Hablar de enoturismo sostenible es hacerlo de una bodega que apuesta por esta actividad como factor dinamizador de la economía de la comarca donde está instalada.

La visita finaliza con la cata de los vinos Emina en una sala profesional de hasta 50 plazas. En ella, los viajeros podrán descubrir la gama de vinos elaborados bajo la certificación Wineries For Climate Protection, avalada por la Federación española del Vino (FEV).

Cálculo de la huella de carbono

Cabe recordar que, fruto del compromiso sostenible de la bodega, su vino blanco Emina Verdejo fue el primero de España al que se le calculó la huella de carbono en España. Por otro lado, el 100% de las etiquetas empleadas en sus vinos cuentan con la certificación FSC, es decir, proceden de bosques aprovechados de forma racional. Además, se ha reducido el peso de las botellas de vidrio contribuyendo así a un menor impacto medioambiental en su transporte.

La reserva de las visitas se puede gestionar a través de la web https://enoturismo.matarromera.es/, una razón más para visitar una bodega sostenible y premiada con el último galardón de Acevin como Mejor Bodega Abierta al Turismo.

ORIGEN, la revista

Acceso Biblioteca Origen Digital

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