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Finca La Sabina Chardonnay 2015, un blanco singular

Finca La Sabina Chardonnay 2015 (16 euros) es un nuevo monovarietal de Chardonnay único en el mercado, con una crianza en barrica de roble francés inusualmente larga para un vino blanco. En nariz, el vino es elegante y equilibrado, mientras que en boca ofrece una gran frescura con un volumen y una longitud que no son propios de un blanco. Familia Conesa-Pago Guijoso tiene su bodega en una finca singular en El Bonillo (Albacete) en la que se elaboran excepcionales vinos y fantásticos quesos.

Ubicada en la comarca de Campo de Montiel (Albacete), a unos 17 kilómetros de la localidad de El Bonillo, El Guijoso está reconocida como una de las fincas más espectaculares y mejor conservadas de Europa. Fruto de su permanente búsqueda de la excelencia y de la innovación, presenta La Sabina Chardonnay, un monovarietal único en su especie, ya que se trata de un vino blanco con una crianza de cinco años en barrica de roble francés, algo nada habitual en este tipo de referencias no fortificadas.

Familia Conesa-Pago Guijoso está situada en El Bonillo, un peculiar rincón en Albacete. Se encuentra en una finca situada en pleno corazón del campo de Montiel. Esta bodega es el resultado del sueño y el empeño de toda una familia apasionada del campo, la agricultura y la viticultura. De sus excepcionales viñas viejas salen vinos únicos como La Sabina, El Beso y La Doncella, y exquisitos quesos.

Gama top de monovarietales

De esta manera, Familia Conesa-Pago Guijoso añade una nueva referencia de vino blanco a su gama top de monovarietales La Sabina, cuyo nombre es un homenaje a la majestuosa sabina de 2.000 años que preside la zona social de la bodega. Actualmente, además del nuevo Chardonnay, La Sabina tiene cuatro tintos: un Merlot, un Syrah, un Cabernet Sauvignon Gran Reserva y un Tempranillo.

Este vino refleja toda la singularidad y las características del terroir del que procede, un viñedo proyectado por el gurú de la viticultura mundial Richard Smart y considerado como uno de los más elevados de España. Su altitud de 1.100 metros y su ubicación entre los parques naturales de las lagunas de Ruidera y la sierra de Alcaraz propician un microclima único en la zona: de tipo continental, con fuertes contrastes de temperaturas entre el día y la noche y las cuatro estaciones del año bien marcadas, lo que hace posible que la uva madure lentamente. Se distingue también por su suelo franco-arcilloso, con guijarros, –que dan nombre al pago––, que aporta mineralidad y confort térmico a la planta desde su raíz. Los viñedos de los que se obtiene la uva Chardonnay tienen más de 40 años y proceden de un clon de Borgoña, cuna de esta variedad.

Un blanco criado con mimo

El fruto con el que se elabora este vino procede de una subparcela en la que la uva se selecciona con minuciosidad, con dos controles de maduración diarios. La vendimia es manual. En 2015, el invierno fue frío con una primavera suave y poco lluviosa. La producción no fue abundante, pero sí de gran calidad, ya que la diferencia de temperaturas diurnas y nocturnas, muy acusada, favoreció la maduración de la uva. La fermentación del vino tuvo lugar en depósitos de acero inoxidable. Una vez completada, se hizo un trasiego a barricas de roble francés de la firma Radoux, de grano extrafino, donde permaneció cinco años sobre sus lías y se le practicó un batonage mensual. Estos toneles son de un modelo especial, ya que en la parte inferior no presentan ninguna clase de tostado, por lo que solo microoxigenan el vino, y este va siendo más intenso a medida que se acerca a la testa o zona superior del barril.

A nivel visual, se trata de un vino de un color amarillo muy intenso, con destellos dorados y muy brillante. Presenta mucha lágrima y una capa alta. En nariz, encontramos un mundo lleno de complejidad, gracias a su crianza. Hay notas de fruta madura y la barrica aporta matices ahumados, de miel y frutos secos, con toques que recuerdan a las cajas de puros. En definitiva, se trata de una referencia con gran intensidad aromática, con aromas muy limpios, que en nariz resulta elegante y complejo. En boca, La Sabina Chardonnay 2015 es sorprendente, ya que aúna una gran frescura con un volumen y una longitud nunca vistos en un blanco, y que son fruto de sus años en barrica.

Como explica Pedro Carrascosa, director general de Familia Conesa-Pago Guijoso y enólogo, «Estamos ante un vino de guarda, muy longevo gracias a su tapón técnico, que garantiza un cierre perfecto durante diez años, y a la evolución positiva que le garantizamos por la excelente respuesta a la crianza que nos ha dado esta referencia. No obstante, también puede disfrutarse de manera inmediata. Es un vino tan amplio que armoniza con todo; nosotros recomendamos acompañarlo de un buen foie o un micuit de pato».

 

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