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Carrasco nos enseña a distinguir un buen Ibérico

Todos somos amantes de un buen jamón y embutido ibérico, pero ¿cómo podemos conseguir distinguir uno de excelente calidad y sabor? La firma de Guijuelo Carrasco Ibéricos nos ayuda a hacerlo.

Durante más de 125 años, Carrasco ha ido seleccionando diversas estirpes de cerdo ibérico hasta dar con una raza propia y mejorada, capaz de transmitir la complejidad y sensaciones de sus productos únicos. En la etapa de crecimiento y en concreto en la fase de desarrollo, un estudio nutricional permite darles los mejores cereales y componentes adecuados a cada uno de ellos. Posteriormente, en la fase de engorde, salen a la montanera. En 3 meses, suelen pasar de unos 100kg a 170kg, llegando a comer hasta diez kilos diarios de bellota. La grasa infiltrada que tienen sus jamones al salir del matadero demuestra el tipo de vida que han llevado. Esta grasa es la que da el sabor único.

Carnes nobles para el embutido

¿Crees que el embutido se hace con las carnes sobrantes del cerdo? En la mayoría de los casos, es así. Sin embargo, en Carrasco Ibéricos, utilizan la pluma, el secreto, la presa y otras carnes nobles del cerdo ibérico de bellota para hacer su espectacular chorizo con pimentón de la Vera o el impresionante salchichón aderezado con pimienta en grano. Además, los embutidos tienen un mínimo de 6 meses de curación en sus secaderos de Guijuelo. El producto estrella, el jamón de bellota 100% ibérico, tiene entre 34 y 48 meses de curación, y es de color rojo cereza brillante, untuoso, con bajo punto de sal y un ligero toque dulzón.

 

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