Luis Corbí Coloma es un romántico empresario valenciano, pero solo hasta cierto punto. “Aquí el cor (corazón en valenciano) está por todas partes pero confiamos en que en nuestra aventura en el mundo del ví nos acompañe también la razón” nos dice mientras recorremos su viñedo de Bobal en el término municipal de Los Isidros, en pleno Parque Natural de las Hoces del Cabriel, mágico y casi desierto escenario, en las cercanías del río que serpentea a la vez por la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.
Texto: Luis Ramírez. Fotos: Cor Ví
Su historia comenzó en 2004 adquiriendo unos terrenos en el preludio de su Clos Cor Ví de la zona de Moixent (Terres dels Alforins) donde plantaron las cepas blancas Viognier, Riesling y la autóctona Verdil. De esta última tienen cinco hectáreas y elaboran el interesante y amable monovarietal blanco Versat, plagado de aromas mediterráneos, y el muy buscado CorSalvatge, también mononarietal de Verdil, También de Moixent procede Cimera, solo con Riesling y Viognier, un vino muy del gusto de Corbí, quien años después, adquirió esta Finca Cor Ví de las inmediaciones de Requena para reivindicar la Bobal (el 80 por 100 de las 22 hectáreas de viñedo, aunque tienen también algo de Garnacha y de Syrah y algunas cepas blancas). Se trata de viñedos con más de 40 años, que Corbí, quien no puede ocultar su entusiasmo, ha recuperado para un proyecto que siempre ha tenido a la producción ecológica y el respeto la biodiversidad como estandartes.
Una ambiciosa propuesta enoturística
Consiguió también incorporar a su hija Reyes, publicista, hoy al frente de una ambiciosa propuesta enoturística no solo para particulares sino también para grandes empresas, con actividades a medida de las que pueden formar parte el tiro con arco, el paintball o el piragüismo en el Cabriel (que se benefician de la belleza y singularidad del entorno) además de alternativas gastronómicas, como la de compartir un arroz al horno de leña en el comedor de la Finca, como fue nuestro caso.
Mientras, del día a día de la bodega, coqueta y muy cuidada, se ocupa el enólogo Yosu López de Ocáriz, convencido de la excelencia de la tierra, el clima y las variedades para elaborar vinos únicos: “Este es un lugar especial –asegura- que nos permite hacer vinos diferentes, como los procedentes de la Bobal de la parcela que llamamos El Valle, de una gran calidad. Analizamos la temperatura y la humedad en superficie y a diferentes escalas del suelo para ver el efecto de la cobertura vegetal. Queremos trabajar no solo en base a la experiencia sino también en función de una serie de datos objetivos. Y el cambio climático nos obliga a retener todo esa agua que muchas veces se escapa y es otra de nuestras prioridades”.
Espíritu innovador
En la Finca Cor Ví (cuyas alturas oscilan entre los 580 y los 480 metros aproximadamente) conviven el viñedo en espaldera con una pequeña parte también de cultivo en vaso. Reivindican así la tradición de la comarca de Requena dentro de un espíritu innovador que, como dice Luis Corbí, “nos lleva a estar siempre probando cosas nuevas. Es también una forma de darnos cada vez más a conocer, como la propuesta enoturística, que seguimos diseñando teniendo en cuenta que estamos en un espacio protegido, lo que genera limitaciones, y sin olvidar que, por encima de todo, somos productores de vino”.
De Finca Cor Ví procede hasta ahora el tinto Maloco, monovarietal de Bobal, un vino frutal, redondo y poderoso, cada vez más complejo. Y habrá otros lanzamientos en breve, incluyendo un espumoso y también algún blanco en Los Isidros, pues el proyecto se encuentra en plena ebullición.
A pesar de que trabajan con producciones muy limitadas, alrededor de 70.000 botellas que, podrán, como mucho, duplicar en los próximos años, estos prestigiosos vinos valencianos, ecológicos y rabiosamente territoriales, llegan a todo el mundo: Clos y Finca Cor Ví (vinos blancos en Moixent y tintos en las Hoces del Cabriel, a algo más de una hora de distancia entre las dos bodegas) exportan alrededor del 60 por 100 de su producción.
