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Los Tostados de la DO Ribeiro apasionan en Madrid

El Consejo Regulador ha presentado estas joyas de la enología en el Salón de vinos generosos, dulces y fortificados, celebrado en el hotel Princesa Plaza madrileño. Imagen de Xurxo Lobato.

El C.R.D.O. Ribeiro ha regresado de Madrid con una enorme satisfacción tras presentar los cuatro tostados actualmente certificados en el Salón de los vinos generosos, dulces y fortificados, celebrado en el hotel Princesa Plaza de Madrid el pasado lunes. Más de 200 profesionales del sector pudieron degustar esta auténtica joya enológica e introducirse un poco en el mundo de los Tostados do Ribeiro, producto desconocido para muchos de ellos.

El Tostado do Ribeiro es un vino naturalmente dulce de larga tradición en la D.O. Ribeiro. Para su elaboración únicamente se utiliza el mosto procedente de la selección de las mejores uvas autóctonas convenientemente pasificadas a cubierto y únicamente con ventilación natural. Su producción es muy pequeña (apenas alcanza el 1% del total), compleja y laboriosa, resultando una auténtica joya de la enología de características únicas.

Cuatro vinos de diferentes bodegas y cosechas

Las referencias exhibidas en este especializado evento han sido vinos de cuatro bodegas y cosechas distintas: Alma de Reboreda 2008, Tostado de Costeira 2015, Bico de Leive 2018 y Celme Tostado 2019. En la cata, estos especiales vinos se muestran como vinos dulces intensos, complejos y peculiares. Se perciben en ellos aromas de frutos secos y confitados, miel, flores amarillas, dulce de membrillo, piel de naranja confitada. Se trata de vinos muy concentrados con buen equilibrio entre acidez y dulzor. Untuosos, aterciopelados y muy persistentes en el paladar.

El presidente del C.R.D.O. Ribeiro, Juan Manuel Casares Gándara comenta que “el Tostado do Ribeiro constituye una manifestación relevante más del patrimonio cultural y enológico de esta enocomarca. Es un tipo de vino tradicional que, aunque con pequeños volúmenes de producción, adquirió en el siglo XIX una gran fama. Las mejores uvas de variedades autóctonas se sometían a un proceso de secado en locales únicamente con ventilación natural hasta llegar casi hasta la pasificación de la uva. Posteriormente, se procedía a su prensado y a la fermentación. A continuación, el vino maduraba en recipientes de madera antes de su consumo.”

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