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Alicante: La gastronomía de interior

Alicante es famosa por sus hermosas playas y sus pueblos costeros de estampa. Sin embargo, su interior esconde paisajes de una increíble belleza, sierras como la de Aitana- el pico Aitana alcanza los 1.557 metros y el Puig Campana los 1.408- o la de Mariola -con el Moncabrer oteando el horizonte- que sin duda fascinarán al viajero. En la imagen, elaboración del Turrón de Xixona.

Son muchas las actividades en la naturaleza que pueden realizarse en el interior de la provincia: senderismo, paseos a caballo, ciclismo, y que permiten adentrarse en paisajes mediterráneos y agrestes montañas.

Castillo de Villena

          El clima de Alicante varía según la altitud, tornándose más frío hacia las zonas altas del interior y más suave a medida que se acerca al mar. Esto se refleja en su gastronomía, que posee una variedad y una riqueza extraordinarias, con platos de montaña, platos marineros, frutos, vinos y aceites de gran calidad. Y por supuesto se refleja en un paisaje de almendros, de cerezos, de olivos, de vides y plantas aromáticas, que son una auténtica explosión de color en primavera.

Productos del territorio

La Carroja, en la Vall de la Gallinera

          La zona interior de Alicante va siendo reconocida por su excelente gastronomía y su alta cocina, basadas en productos del territorio. Buena prueba de la bonanza que ofrece esta tierra son las Denominaciones de Origen de las que gozan muchos de sus productos.

          El Vino de Alicante posee una larguísima tradición, sobre todo desde que, en 1509, Fernando el Católico otorgara a la ciudad el privilegio del vino. Su fama ha ido creciendo gracias al buen trabajo de sus bodegas y a que las viñas aquí disfrutan de unas condiciones de temperatura, humedad, sol y terreno inigualables. Los tintos, hechos con Monastrell, poseen un intenso color y aromas a fruta madura, y denotan el terreno calcáreo donde se asientan y las brisas marinas que lo recorren.

          En cuanto a blancos, la Moscatel es la reina de la expresión mediterránea. En la Marina Alta donde se cultiva, el clima es más suave pero con esa misma influencia marítima, lo que configura una de las moscateles más especiales del mundo.

           Aunque el producto histórico de los vinos de Alicante es sin duda el Fondillón, una joya enológica elaborada con Monastrell sobremadurada en la cepa, sin ningún tipo de aditivos y por fermentación natural, durante un mínimo de 10 años, que lo hace único en el mundo.

Bebidas Espirituosas Tradicionales

Herbero de la Serra de Mariola

          Además del vino, también podemos encontrar licores autóctonos, hechos con hierbas y productos del territorio que han alcanzado el reconocimiento a través de la Denominación Específica Bebidas Espirituosas Tradicionales de Alicante. Aglutina cuatro denominaciones: Herbero de la Serra de Mariola, Aperitivo Café de Alcoy, Cantueso Alicantino y Anís Paloma Monforte del Cid. El respeto a la tradición, a los ritos culturales y gastronómicos en torno a las fiestas de los pueblos de esta zona han hecho posible que hoy disfrutemos de estas bebidas artesanales.

Cerezas de la Montaña de Alicante

           Las Cerezas de la Montaña de Alicante forman parte de la historia de esta tierra desde hace más de 1.000 años. Por crecer en una zona montañosa, con un microclima mediterráneo templado y un mayor número de precipitaciones que en el resto de la comunidad, la precocidad del fruto da lugar a una cereza excepcional, con variedades como Burlat y Stark Hardy Geant.

Granada Mollar de Elche y Uva Embolsada del Vinalopó

          La Granada Mollar de Elche, por su parte, destaca por su dulzor y ampara a 40 municipios de las comarcas alicantinas del Bajo Vinalopó, Alacantí y Vega Baja. Está considerada una de las mejores granadas del mundo. Comerla entre espectaculares palmeras es una experiencia que sin duda merece la pena.

          Los Nísperos de Callosa d’En Sarriá, distinguidos con Denominación de Origen desde 1992, se cultivan en la comarca de la Marina Baixa. Por su sabor dulce con un ligero toque ácido, son una delicia para los días de primavera. Además, los procedimientos de cultivo, recolección y envasado se producen de forma totalmente manual.

Nísperos de Callosa d´en Sarria

          La uva de mesa amparada por el sello «Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó” es una fruta única en el mundo por su particular proceso de maduración ya que crece protegida bajo un bolso de papel, que hace que conserve intactas sus características hasta llegar a manos del consumidor.

          Y qué decir del Turrón de Xixona, el más famoso del mundo, la estrella de las sobremesas navideñas en millones de hogares. La artesanía y el buen hacer de los turroneros desde hace décadas han convertido a esta población de interior en un lugar de visita imprescindible.

        Con toda esta generosidad que muestra aquí la tierra, no es de extrañar que la gastronomía del interior de Alicante sea una auténtica fiesta para los sentidos.

La “olleta” y el “blat picat”

Acueducto de Biar

        Platos típicos de la zona como la “olleta” nos ayudan a protegernos de las bajadas de temperatura. Los ingredientes de este plato de cuchara son muchos y variados: lentejas, arroz, alubias, pencas, acelgas, nabos, chirivías, zanahorias, ajos, cebollas, patatas o costillas de cerdo. La olleta es el centro alrededor del que se reúnen muchas familias los domingos y los días de celebración.

          Otro ejemplo de la cocina de montaña para combatir el frío es el “blat picat”, un plato de cuchara donde predomina el trigo, que se acompaña normalmente de carne de ternera, verduras como el nabo o la chirivía y que se cocina a fuego lento.

Fiestas de Moros y Cristianos en Alcoy

          La pericana, por su parte, es un plato con pocos ingredientes pero suficientes para provocar una explosión de sabor en la boca: pimiento rojo seco, bacalao, ajo y aceite de oliva Virgen Extra. Esta elaboración tiene su origen en las comarcas interiores de L’Alcoià y de El Comtat y suele comerse con tostas o rebanadas de pan.

Olivo centenario en Lliber

         Otro plato típico es la “bajoca farcida” característico de poblaciones como Alcoy, Cocentaina o Muro. Se trata de un pimiento relleno de arroz y habitualmente pollo, magro, perejil y piñones. La tradición oral cuenta que estos platos de horno elaborados en las comarcas del interior surgieron con la incorporación de la mujer al trabajo en las fábricas. Aquí, la tradición industrial tuvo mucha importancia y las mujeres, por la mañana, dejaban la bandeja con el preparado en el horno de pan y lo recogían al terminar la jornada laboral.

Tierra de dulces

         Que el interior de Alicante es tierra de dulces, es bien sabido por el turrón. Pero hay muchos más dulces típicos en la zona que vale la pena probar: los Sequillos de Castalla, una rosca con cobertura de azúcar glaseado, los Esparteros de Alcoy, un bollo esponjoso con un toque de canela y azúcar o los Genaros de Cocentaina, unas barcas de hojaldre con una cobertura de higos y azúcar que nos harán relamernos los dedos.

Viñedo en la Vall de Pop

         El placer gastronómico puede además verse multiplicado con otras formas de ocio y turismo que ofrece la zona. Gracias a la plataforma de Experiencias Comunitat Valenciana, cada viajero puede diseñar su propia experiencia turística partiendo de sus deseos y sus gustos. En esta página encontrará propuestas tan sorprendentes como originales, enfocadas a la gastronomía y combinadas con experiencias de naturaleza, culturales o deportivas.

          La plataforma, en contacto directo con las empresas que realizan las actividades, incluye actividades tan estimulantes como el oleoturismo: hacer rutas por los campos de olivos, conocer en profundidad el proceso de fabricación del aceite de oliva virgen y realizar una cata en lugares como la Masía La Mota, la Almàssera de Millena o Terrus. Y es que esta es tierra de buenos olivares. 

Alternativas enoturísticas

           También el enoturismo cuenta con muchas vías de disfrute en el interior de Alicante. Se pueden visitar bodegas, museos del vino, centros culturales dedicados a la cultura vinícola, hacer catas y por supuesto, comer en restaurantes donde el maridaje entre el vino y la cocina de calidad nos conduce directos a la felicidad. La Ruta del Vino de Alicante supone adentrarse en un entorno mágico de los viñedos y descubrir bodegas con mucha solera.

          Pero hay muchas más opciones a nuestro alcance: conocer las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy y degustar sus productos típicos, admirar las pinturas rupestres de la Sarga, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, o visitar alguno de los numerosos castillos que se conservan como el de Penella, y luego comer en L’Escaleta, restaurante ubicado en Cocentaina que cuenta con dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol.

          Los planes son inagotables, como lo es la luz y la hospitalidad de esta tierra. Son muchas las formas de conocer el interior de Alicante, desde su gastronomía, desde sus paisajes, desde su cultura, pero en todas ellas está garantizado el disfrute.

www.comunitatvalenciana.com

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