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Cómete España

Un verano para disfrutar del turismo gastronómico por todos los rincones de nuestro país.

Texto: Rodrigo García. Fotos: Organismos citados

Visto lo que nos ha pasado, tenemos unas ganas enormes de viajar, sobre todo, de redescubrir nuestro país. Viajar es sinónimo de ilusiones, sueños, metas y proyectos. Viajar para conocer, descubrir, revisitar o, simplemente, para cambiar de escenario y romper la cotidianeidad. Los viajes tal y como los entendemos en la actualidad tienen una breve pero intensa historia detrás. El afán por conocer lugares ignotos o por vivir experiencias que, a la larga, pueden cambiar nuestra visión de la vida es un concepto que nos traslada a las civilizaciones clásicas. Las expediciones de Alejandro Magno y sus tropas persas desde el Mediterráneo hasta la India o el intrigante viaje del astuto Ulises por aguas desconocidas con dos islas clave, Ítaca y Calipso, descritas con maestría por Homero en La Odisea, son dos testimonios de ello.

También lo son el Códex Calixtinus, una joya manuscrita del siglo XII considerada como la primera y más célebre guía del Camino de Santiago, los diarios de viajes de Cristóbal Colón en su periplo por alcanzas las Indias o las narraciones escritas y cuadros pintados por viajeros como Theóphile Gautier, Edward Hocke Locker, Washington Irving, George Borrow, Gustave Doré o Hans Christian Andersen, que recorrieron España tras conocer la victoria sobre las tropas francesas en la Guerra de la Independencia.

Estos intelectuales del siglo XIX pueden ser considerados los primeros viajeros modernos que descubrieron España y los pioneros del viaje tal y como lo entendemos en la actualidad. Ellos fueron la antesala de los 80 millones de turistas extranjeros que el pasado año visitaron nuestro país, cifra solo superada por Francia. El origen de un potente tejido económico que aporta el 12,3% del PIB y representa un 12% del empleo total, con casi 2,62 millones de trabajadores.

Próximo destino: España

Estas cifras eran la tarjeta de presentación de uno de los sectores españoles más competitivos hasta que una pandemia apareció para volver del revés la realidad tal y como la conocíamos. La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 dio paso inmediatamente a una crisis económica y social sin precedentes por su virulencia y por la rapidez en hacerse palpable. Las fronteras se cerraron, la movilidad se redujo a mínimos históricos y se aprobó un confinamiento de la población. Los sectores del turismo y de la hostelería fueron, desde el inicio de la pandemia, uno de los más afectados.

El fin del Estado de Alarma decretado por el Gobierno supuso la puesta en marcha de un ambicioso plan de apoyo y recuperación del sector turístico con alcance nacional, autonómico y local, creado por todas y cada una de las instituciones. Ante una previsible y drástica reducción de turistas internacionales, uno de los mensajes lanzados a la población fue una invitación a viajar por España, una sugerencia muy clara y directa para impulsar las economías locales a través del turismo en un verano y una temporada alta muy distintos a los anteriores. Uno de los ejes sobre los que gira esta estrategia de apoyo al sector es, precisamente, la gastronomía.

Isabel Oliver, secretaria de Estado de Turismo, asegura en declaraciones a ORIGEN que “la gastronomía es una de nuestras señas de identidad, forma parte del estilo de vida de nuestra sociedad y es un elemento intrínseco e indisociable de la experiencia turística. Además, está estrechamente vinculada al territorio. De hecho, es posible conocer nuestro país, su cultura y costumbres a través del paladar, de su rica y variada gastronomía, de región a región”.

En el momento de realizar esta entrevista aún estaban pendientes algunas reuniones de coordinación entre el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y los distintos gobiernos autonómicos, pero Isabel Oliver indicó que “la gastronomía tiene un potencial extraordinario y constituye un producto prioritario y transversal del Plan Operativo Anual de Turespaña. En la planificación de actividades a realizar por la red de Consejerías de Turismo en el exterior en 2020, hay 665 acciones dirigidas íntegra o parcialmente a la promoción de este producto. No obstante, debido a la crisis ocasionada por la actual pandemia, el plan establecido con cada comunidad autónoma va a ser conjuntamente revisado para ajustarlo a la nueva situación, por lo que se pueden producir variaciones sobre la planificación inicial”.

Por otro lado, la Secretaría de Estado de Turismo apoya un modelo de clubes de productos turísticos nacionales basado en la cooperación público-privada, como base para impulsar productos turísticos que mejoren la imagen de España en el exterior, y al mismo tiempo capten nuevos segmentos de la demanda, entre ellos los de Saborea España y Rutas del Vino.

Rutas del Vino, en auge

Regresamos momentáneamente a la realidad previa a la Covid-19. Y lo hacemos para ahondar un poco en uno de esos clubes de productos turísticos nacionales que cuentan con el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo: las Rutas del Vino.

El duodécimo Informe Anual de Visitas a Bodegas y Museos del Vino asociados a Rutas del Vino de España, publicado por el Observatorio Turístico de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), constata el crecimiento en 2019 tanto de la oferta turística como del número de visitantes y del impacto económico de este sector. El volumen de negocio producido solamente por las visitas a bodegas y museos que forman parte de las Rutas del Vino de España continúa ascendiendo, generando un impacto económico de 85.569.817 euros, lo que supone un crecimiento del 5,68% respecto al año 2018.

El informe de 2019 señala que el volumen de visitantes vuelve a aumentar, superando de nuevo los tres millones de enoturistas, un 3,9% más respecto al año anterior. Este incremento está motivado tanto por aspectos orgánicos (aumento natural de nuevos visitantes) como por la incorporación de tres nuevas Rutas del Vino: Toro, Valdepeñas y La Manchuela.

Prácticamente todas las Rutas del Vino de España han experimentado un aumento de visitantes. El primer puesto en el ranking de visitas vuelve a ser para las Rutas del Vino y el Brandy del Marco de Jerez (568.997 visitantes). El segundo lo ocupa la Ruta del Vino Ribera del Duero (389.377 visitantes), que supera por primera vez a la Ruta del Vino y el Cava del Penedès Enoturisme Penedès (pasa al tercer lugar, con 370.556 visitantes).  Los siguientes puestos, con rutas que superan los 100.000 visitantes, son para Rioja Alta, Calatayud, Rioja Alavesa y Rías Baixas.

Verano 2020 en clave de vino

La campaña de verano 2020 se presenta como un verdadero reto para todos los actores implicados, debido al efecto provocado por la crisis de la Covid-19. Ana Cano, gerente de Acevin, expone los puntos clave de la estrategia de esta asociación para intentar amortiguar este obstáculo: “La tendencia del turismo en la actualidad reúne unas características muy concretas: el consumidor busca un turismo no masificado, con una mirada directa al turismo de naturaleza, al aire libre, muy centrado en la riqueza paisajística”.

El enfoque del turista está cambiando, según Cano: “El viajero quiere combinar dos planes principalmente: conocer a fondo un territorio, no tener la sensación de estar de paso, sino de adentrarse de lleno en él y, por otro lado, dar una oportunidad a destinos muy próximos que hasta ahora han permanecido un poco invisibles”.

Esta nueva orientación del turista encaja perfectamente con la esencia de la Asociación de Ciudades del Vino y de la de Rutas del Vino de España: “Nosotros llevamos defendiendo este tipo de experiencia turística más de 20 años. Son dos décadas impulsando el enoturismo y promoviendo el desarrollo local del territorio a través de la cultura del vino, haciendo partícipe a quien nos visita de la idiosincrasia de sus gentes, su naturaleza, su cultura, el patrimonio, la gastronomía y disfrutando en familia, con amigos, en pareja e incluso con niños. Todo esto nos hace ser optimistas: no cabe duda de que el turismo se ha paralizado en los últimos meses, pero estamos convencidos de que el turista este año 2020 se quedará en España y recorrerá nuestras Rutas del Vino”.

El gastroturismo en cifras

Según el informe “La gastronomía en la economía española” editado por la consultora KPMG en 2019, parece indiscutible que el componente gastronómico del turismo se ha convertido en un elemento clave en la economía española con un fuerte impacto en el sector de la hostelería. Del total de gasto realizado por los turistas internacionales en España en 2017 (80.664 millones de euros), el 15,5% fue destinado al rubro gastronómico (12.509 millones de euros). Concretamente, por destinos, Cataluña lidera la lista con mayor gasto turístico total en alimentación (22,9%), seguida de Baleares y Canarias (19,4% y 19,1% respectivamente). No obstante, la Comunidad Valenciana es donde los turistas internacionales realizan un mayor desembolso en productos alimenticios respecto al total del gasto del viaje (18,7%), seguida de Andalucía (17,6%) e Islas Baleares (16,6%).

Otro de los datos más destacables en cuanto a la evolución del turismo gastronómico es su creciente peso en la demanda turística a lo largo de los últimos años, de forma que los turistas que aducen motivos gastronómicos para visitar España han crecido desde 2013 a 2016, pasando del 11,8% al 15% del total. Este informe recoge la opinión de una de las chefs españolas con más renombre internacional, Elena Arzak, quien indica que el turismo gastronómico es un activo a proteger, en cuanto a que es fuente de generación de facturación y riqueza para el sector: “Es algo que hay que tomarse muy en serio: el turismo gastronómico es un motor muy importante que hay que saber cuidar y gestionar bien. Por eso, es clave formación de los profesionales que trabajan a nivel hotelero y gastronómico en la atención al cliente, en aspectos
que van de la educación en protocolo o los idiomas a los conocimientos culinarios en el contexto de las diferentes regiones españolas”.

Cocinando Córdoba

Esta idea de fomentar el turismo de calidad a partir de una mayor formación de los profesionales fue una de las conclusiones de un grupo de trabajo creado entre la Administración pública en Córdoba (la consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, y la primera teniente de alcalde y delegada de Turismo y Desarrollo Económico en el Ayuntamiento, Isabel Albás) y tres afamados chefs locales (Paco Morales, Kisko García y Celia Jiménez), que se reunieron a finales del año pasado para abordar vías de colaboración entre administraciones que permitan el impulso y difusión de la gastronomía cordobesa.

La provincia de Córdoba, a través de su Diputación, tiene en la actualidad un potente plan para captar al turista nacional interesado en la gastronomía. La delegada de Turismo de la Diputación de Córdoba, Inmaculada Silas, explica que “en la configuración de la marca turística Córdoba juega un papel fundamental la gastronomía y, cómo no, los productos agroalimentarios”.

Algunos de ellos hunden su tradición en siglos de historia y están amparados por Denominaciones de Origen Protegidas: “Córdoba cuenta con siete DOP que confirman esa calidad de la que hablábamos, cuatro de ellas de aceite de oliva Virgen Extra (Priego de Córdoba, Lucena, Baena y Montoro-Adamuz), otras dos de los vinos y vinagres de Montilla-Moriles y, por último, la DOP de Ibéricos de Los Pedroches. Todo ello sin olvidar otros productos que nos identifican, como son los cítricos de la Vega del Guadalquivir, el membrillo de Puente Genil, los anisados y mantecados de Rute, la miel de Hornachuelos y Montoro, el ajo de Montalbán, etc…”

Inmaculada Silas comparte con los lectores de ORIGEN algunos destinos de la provincia de Córdoba que pueden resultar irresistibles para un viajero con sensibilidad culinaria: “En Los Pedroches las dehesas imperantes son el espacio idóneo para la cría del cerdo ibérico; es allí donde se pueden degustar todos los productos derivados de este animal y englobados en la DOP Ibéricos de Los Pedroches. En el Guadiato es típica la carne de caza y los derivados del cerdo y en el valle del Guadalquivir podemos degustar grandes aceites como los de Montoro-Adamuz y cítricos como las naranjas de Palma del Río. Si viajamos hasta la Campiña Sur conoceremos los lagares y bodegas donde se producen los vinos y vinagres de la DOP Montilla-Moriles y si nos trasladamos a las comarcas del Guadajoz-Campiña Este y la Subbética, sorprenderá al viajero la calidad de los aceite de Baena, Lucena y Priego, así como los quesos de Zuheros o los licores de Rute”.

Asturias, paraíso del sabor

La posibilidad de conocer in situ el lugar donde se elaboran algunos de los tesoros gastronómicos del Principado de Asturias es uno de los ejes sobre los que gira su estrategia para captar al turista más sibarita. Esta propuesta supone combinar el turismo rural y el gastronómico a la vez que se apoya la economía de comarcas que quedan fuera del circuito habitual.

La ruta de los sabores del mar en esta región incluye paradas en localidades como Gozón, Avilés, Castropol, Tapia de Casariego o Puerto de Vega para visitar un criadero de mariscos, participar en un taller de cocina marinera tradicional o conocer el proceso de elaboración de conservas de pescado artesanales. El Museo Marítimo de Asturias en Gozón, el Centro Marítimo de Cabo Peñas o el Aula del Mar en Luarca son otros puntos para bucear en la intensa relación de Asturias con el mar.

            La ruta de los embutidos en Tineo, Bimenes y Salas, la ruta de los quesos (con centros interesantes como la Cueva-Museo del Queso Cabrales o el Centro de Interpretación del Gamonéu), la ruta de la Sidra o la ruta de los trabajos en el campo acerca al visitante a la realidad del sector agroalimentario de la región.

Castilla y León, oleoturismo y bodegas subterráneas

Para conocer las claves del turismo gastronómico en Castilla y León hemos recurrido a una profesional de la comunicación sectorial experta en esta región. Lola Hernández es directora de la revista digital “Destino Castilla y León”  y  responsable del marketplace de experiencias culinarias Destino y Sabor. Lola explica que “este tipo de turismo es un sector en crecimiento, tanto en oferta como en demanda. En mis últimos viajes de reconocimiento por Castilla y León he podido conocer de primera mano a productores que se encuentran habilitando nuevas salas para ofrecer catas y degustaciones en sus establecimientos. También me consta que se quiere poner en marcha nuevos proyectos vinculados al turismo gastronómico como un Centro Nacional de la Miel en Camponayara (León), la visita a las bodegas subterráneas en Dueñas (Palencia) o la reforma del Museo del Jamón en la Sierra de Francia (Salamanca)”.

Respecto al enoturismo, Lola Hernández destaca una clara evolución: “Ha aumentado el precio y valor de las actividades enoturísticas en los últimos años. Cada vez hay más bodegas y las experiencias que ofrecen tienen más valor añadido con personas cada vez más profesionalizadas. Esto se nota también en el precio de las entradas, obviamente”.

¿Qué tres experiencias de turismo gastronómico en Castilla y León recomendarías a nuestros lectores? “Una de las singularidades de esta región son sus bodegas subterráneas. Las más destacadas con las de Aranda de Duero y Moradillo de Roa en Burgos, las de Puebla de Sanabria, Cigales, La Seca, Rueda y las de Madrigal de las Altas Torres. El oleoturismo es otro foco de especial interés. En la provincia de Salamanca hay dos almazaras ecológicas que ofrecen actividades de oleoturismo y degustación de aceite en espacios naturales de gran valor y belleza como son la Almazara Soleae en la Sierra de Francia y la Almazara Arribera en los Arribes del Duero. Por último recomiendo recorrer alguna de las rutas del vino que vertebran Castilla y León.”.

El mapa del sabor

Describir la totalidad del territorio español en clave de turismo gastronómico es una tarea titánica. Para sortearla hacemos una sabrosa selección para ir abriendo el apetito viajero. Se trata de compartir algunos secretos como, por ejemplo, visitar una quesería de queso Roncal en la carretera que sube al Puerto de Belagua antes de parar a comer unas chuletas de cordero en la Venta de Juan Pita, en Navarra. La Comunidad Foral cuenta con un abanico amplísimo de paisajes de norte a sur y una despensa de alimentos tan apetecible que resulta complicado elegir. Los restaurantes que rinden homenaje a las verduras de la Ribera de Navarra, el Museo de la Trufa en Metauten, los viveros experimentales del Instituto Técnico Agrícola de Sartaguda o una ruta de pintxos por Pamplona o Tudela son solo unas pocas pistas para “comerse” Navarra.

“Pon Aragón en tu mesa” es una de las múltiples iniciativas para fomentar el consumo de productos locales en esta región, y para aprovechar la palanca del turismo gastronómico. Rosa Rived, técnico de cooperación de este proyecto, defiende que “es importante contar con los recursos del territorio, los ingredientes locales, para que sean protagonistas de tapas y menús en los restaurantes aragoneses. Es muy relevante que exista un producto turístico vinculado a estos alimentos y que sea fácilmente localizable por el visitante”.

Rived sugiere algunas ideas para devorar Aragón este verano: “Proponemos una idea para cada una de las provincias. En Huesca descubrimos Los Secretos de la Montaña, donde unimos cuatro valles pirenaicos y cuatro productos. Son los valles de Jacetania y las setas, Alto Gállego y la ganadería de alta montaña, Sobrarbe y la caza, y Ribagorza con sus embutidos y trufas. En Teruel nos vamos a la Sierra de Albarracín para disfrutar de sus adobos, embutidos, quesos, jamones y setas. Y en Zaragoza queremos degustar el culto al vino, con paradas como Campo de Borja muy cerca del Moncayo, Calatayud, Cariñena o Valdejalón”.

De Extremadura a A Coruña

Visitar bodegas como Habla en Trujillo o el Museo de las Ciencias del Vino en Almendralejo, conocer todo el proceso de elaboración del pimentón de la Vera desde su cultivo, secado y ahumado hasta la molienda, degustar la delicadeza de los quesos de pasta blanda más populares de España, los de la DOP Torta del Casar y los de la DOP Queso de la Serena, o recorrer las dehesas de gran valor ecológico en Jerez de los Caballeros son solo un reducido número de propuestas para el viajero en busca de experiencias gastronómicas en Extremadura.

El interior de la provincia de Valencia, para muchos, queda ensombrecida por el impulso de la costa, pero guarda verdaderos tesoros muy ligados al sabor. Uno de ellos es, sin duda, el arroz, al que llegamos tras visitar los campos de cultivo de la Albufera, dar un paseo en barca y acabar con una degustación de arroz en paella en alguno de sus afamados restaurantes. Otra opción es visitar los campos de chufas, sus secaderos y finalizar el paseo probando su horchata más tradicional con unos fartons. Por último, no se puede planificar un viaje a esta provincia sin reservar dos días para la Ruta del Vino de la DO Utiel-Requena.

Deacubrir alimentos de calidad y locales mientas se disfruta de las fiestas de productos gastronómicos es una de las posibilidades que el turista encontrará en la provincia de A Coruña. Los esfuerzos por parte de las administraciones públicas, hosteleros y productores van encaminadas a que el viajero descubra delicias como los panes artesanos de Carral, Carballo y Neda, los quesos de Tetilla y Arzúa-Ulloa, la ternera gallega de O Forgoselo y A Capelada, pimientos de Herbón y O Couto, grelos de Monfero, patata de Coristanco, la alubia de Bergantiños, percebes, longueirons, mejillones y berberechos o algún dulce como la tarta de Santiago, melindres, mantecadas, miel y requeixo.

Viajar a través del sabor. Saborear a través de los viajes, incluyendo los que tienen como maravilloso destino la España insular, en Canarias y Baleares. Este verano se presenta como el mejor momento para redescubrir lo cercano. ¿Hacemos las maletas? #cómeteEspaña #quédateenEspaña

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