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IGP Espárrago de Navarra: La calidad de un origen que le diferencia

El Consejo Regulador lleva trabajando desde 1986 en el control, la defensa y la promoción del Espárrago de Navarra. Desde aquellos primeros años han cambiado muchas cosas, sobre todo a nivel normativo, pero su esencia, el producto certificado como Espárrago de Navarra continúa siendo el mismo.

Con la publicación de la Ley de Calidad de 2015, donde se reconoce al Consejo Regulador como Corporación de Derecho Público, se inició un proceso de reestructuración interna que ha terminado con la renovación de los miembros del Consejo Regulador que han elegido como presidente a Marcelino Etayo, agricultor de Mendilibarri (Navarra), y como vicepresidente a Cayo Martínez, conservero de Mendavia (Navarra).

La zona amparada inicialmente por la IGP Espárrago de Navarra se limitaba a ciertos municipios del Valle del Ebro situados en Navarra. Esta delimitación se modificó en 1993, incorporando a otros municipios de Navarra, pero también a algunos de Aragón y La Rioja. Así se llega a la distribución geográfica que se mantiene en la actualidad compuesta por 176 municipios navarros, 43 aragoneses y 38 riojanos. La superficie total amparada en la última campaña de producción fue de 1.763 hectáreas.

          Dicha superficie inscrita dentro de la IGP Espárrago de Navarra disminuyó unos años, llegando al mínimo de 936 hectáreas en 2013. La principal causa de este descenso de la superficie cultivada se debió al precio tan bajo que alcanzó ese año el espárrago. La fuerte presión de las importaciones de terceros países con costes de producción muy bajos disminuyó el consumo.  

El cambio en la tendencia de la superficie inscrita se debió, por un lado, al aumento del precio por la mayor demanda del consumidor, al incremento del consumo del espárrago en fresco y por la apuesta de jóvenes agricultores que decidieron cultivarlo, por lo que no sólo se ha conseguido aumentar la superficie inscrita sino que se ha logrado rejuvenecer el sector. El cultivo del espárrago es costoso, tarda en entrar en producción completa tres años, por lo que la inversión es importante. Requiere cuidados durante todo el año, y en el momento de la recolección, que se realiza diariamente y de forma manual, necesita mucha mano de obra.

La comercialización del espárrago             

El espárrago procedente de las parcelas inscritas se recepciona en las empresas y se destina a fresco o a conserva. El primero simplemente se lava, selecciona y clasifica y se envasa, intentado que llegue lo antes posible a los consumidores, porque se trata de una hortaliza que va perdiendo cualidades al deshidratarse. Este consumo se limita a la época de producción que se inicia a finales de marzo y se prolonga hasta finales de junio.

Para la elaboración de la conserva, el espárrago también se lava y selecciona, puesto que no todos pueden certificarse como Espárrago de Navarra: Se escalda, se pela, se envasa con liquido de gobierno y se somete a un tratamiento térmico que permita que la conserva permanezca estable.

La entidad encargada de la certificación del espárrago de Navarra es INTIA, una empresa pública del Gobierno de Navarra acreditada por ENAC, la Entidad Nacional de Acreditación. La acreditación garantiza que lo que finalmente se comercializa como Espárrago de Navarra, con la contraetiqueta numerada, ha cumplido todos los puntos que se detallan en el Pliego de Condiciones, es decir, la parcela estaba inscrita y se cultiva conforme a los requisitos del Pliego y en la industria o comercializador, los procesos son trazables y con la calidad requerida.

Unos consumidores fieles

El Espárrago de Navarra tiene unos consumidores fieles, que buscan el producido en las parcelas autorizadas, lo que favorece el desarrollo rural de muchos municipios, que conocen y valoran su calidad. Es un espárrago blanco, con baja fibrosidad y un sabor delicado.

En cocina resulta muy versátil, tiene pocas calorías y en conserva nos proporciona  una forma muy cómoda de consumir verdura, aliñado con un buen aceite de oliva Virgen Extra, en su presentación más sencilla, relleno de otras verduras o pescados, combinado con salmón, jamón u otras mil posibilidades, un producto que no debería faltar en ninguna mesa.

 

 

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