Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: Siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros descubrimos a los verdaderos musolaris alaveses. Sin señas, partidas de acción llenas de juventud: una maravilla cómo “le dan” al naipe y al arte, y cómo respetan el legado, jugando las cartas con apuestas increíbles, porque han tenido grandes maestros que casi lo han ganado todo. Nos dejan beguiluces, no podemos contener la curiosidad.
Por Javier Fernández Piera
Guardianes del Reyno 2022 (Laguardia, Rioja Alavesa)
D.O. Ca. Rioja
Tempranillo
Alfonso García es el galápago, muy espabilado, que ha conseguido sacar este proyecto adelante. Su juventud y sus ganas de trabajar su campo dejándose las manos ha merecido la pena y lo cuenta con gran ilusión. El hecho de trabajar dos parcelas tan distintas tiene sus vaivenes y sus beneficios. Ni arriba ni abajo -para quien conozca bien Laguardia-, sino en la zona media: Carralogroño y Carraelciego tienen 45 y 85 años respectivamente, pero ambas, con diferentes variedades, tienen buen fortiz (lo que allí cerca llaman vigor), y éste se transmite al vino, como el paisaje se siente en la botella. Mimo máximo, fermentaciones en depósitos pequeños y paso por grandes barricas de 500 litros para darles el toque que le gusta a este joven. El resultado es un vino brillante y limpio con gran equilibrio de frescura y madurez: fruta negra, madura, y a la vez, fresco y ligero. Le espera buen farin (destino), porque se lo curra, como buen defensor de la tendencia del Cosecherismo: hacerlo, cuidarlo, pero no nos olvidemos de venderlo. Muy poca producción para que sea una joya reservada para los amantes de la nueva Rioja Alavesa.
Trikuharri 2021, Bodegas Las Horcas
Laguardia, Rioja Alavesa
D.O. Ca. Rioja
100% Viura
Lucía Abando es la niña bonita de la nueva Rioja Alavesa, bella chospa, como dicen allí, que sabe lo que hace y que incluso mejora el legado. Lo que iniciaron sus padres ha ido convirtiéndose en un gran proyecto, no sólo de recuperación de variedades sino en volumen, excelencia y una marca que tiene largo de recorrido. Ya puede grumiar (lloviznar) o ponerse de cara el mal tiempo, que el ímpetu de esta joven y los tres pilares que sustentan el proyecto, aunque estén chirripiados (empapados), salen adelante y con éxito. Así es este primer vino blanco que proviene del viñedo Entradas de San Ángel (60 años), y que da una Viura concentrada: tradición al hacer crianza en grandes barricas de 500 litros de roble francés, e innovación al hacer otra parte en ánfora y huevo nuevos. El vino es color limón, limpio, y muy aromático: florales, cítricos, fruta fresca y algo especiado. Gran equilibrio entre acidez y volumen, que además lo hacen intenso y de sabor largo. Meritorio por ser tan redondo siendo el primero. Pero como tauten (culpable de cualquier accidente), aunque en este caso es un fenómeno, ella -y nosotros- estamos muy orgullosos de este gran estreno.
Espinobendito 2020
Cosecheros de Labastida
Labastida, Rioja Alavesa
D.O.Ca. Rioja
Tempranillo, Garnacha, Viura, Malvasía, Garnacha Blanca y Mazuelo
Íñigo Perea está comprando lo que su abuelo vendió. Hastiado de la elaboración en la cooperativa, pero aprendiendo bien el oficio, incluso el trojalar, también mantiene una tradición familiar y un respeto por la historia. Desde su propia familia Perea, en Labastida, hasta la labor de Manuel Quintano, muestran que este nuevo viñador sabe lo que hace, de lo que habla y de lo que bebe, como buen futre. Espinobendito, el viñedo, data de 1920, pero puede que, realmente, tenga más de 130 años. Las cepas, por tanto centenarias, convivieron con los frutales de su bisabuelo, y las viñas son de uvas blancas y tintas, pero todo vale. Incluso el apadrinamiento de un grande, como es Telmo Rodríguez, para cooperar de verdad con estos chontas (talentos) y currantes de Labastida. Cosecheros de Labastida son varios apasionados haciendo cada uno su vino. El de Íñigo es de color rubí, con una nariz sorprendente por la variedad de aromas, y muy buen sabor y persistencia: frutas y especias en armonía, perfectas para la furriola (comida de cuadrilla) en todas las ocasiones. Un espectáculo.
Hay más de cinco cosecheros en Labastida, y en Laguardia, y cada vez surgen más talentos con hambre canina de sacar lo mejor de sus viñas. Hacen de sus viñedos el bolimbón, y lo pasan pipa y no se cansan. Aunque las labores les den ganchera y el día menos esperado caiga una carrasquilla (nevadilla), ahí están: y estos tres son sólo grandes ejemplos del futuro de la Rioja Alavesa y del sector en general. Hay ganas de más y se pueden hacer las cosas de otra manera. Brindamos por todos ellos. Como siempre: Moderación y buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…