Disfrutar de este vino de Bodega CM de Matarromera es un viaje al corazón de la DOCa Rioja, a San Vicente de la Sonsierra, uno de los municipios más codiciados por el sector bodeguero. Sus suelos y su climatología son la razón de la calidad de sus vinos, ya que la Sierra Cantabria protege a los viñedos de los vientos fríos y húmedos procedentes del norte.
El bodeguero Carlos Moro fundó Matarromera en 1988, pero la pasión por la tierra y el vino le viene de una gran tradición vitivinícola de sus antepasados. En el año 2014 materializó su apuesta por la prestigiosa Denominación de Origen Calificada Rioja constituyendo Bodega CM de Matarromera. Un proyecto que lleva su nombre y marca, pero que es el más colectivo e integrador de la compañía.
CM Prestigio no es un vino cualquiera. El propio Carlos Moro supervisa las elaboraciones y lo define como “exquisito, con una potencia y complejidad inusual, con finura y elegancia en nariz y en boca que lo convierten en una auténtica obra de arte”, y con esos atributos, se convierte en un perfecto embajador de esta maravillosa zona.
Su permanencia de 16 meses en barricas nuevas de roble francés y americano aportan madurez y estructura a este vino intenso, elegante y redondo. En nariz destacan sus aromas intensos a frutos rojos maduros y frutos negros ácidos, con toques minerales y especiados. Es un vino fresco, complejo y elegante, que nos transporta a un campo de zarzamora, endrinas y moras.
Asados, guisos de carne, pescados, carne roja, embutidos y quesos curados serán el complemento perfecto a este vino, que está avalado por la crítica con altísimas puntuaciones en diferentes guías y concursos.
Bodega CM de Matarromera
Aunque su llegada a la DOCa Rioja se materializó hace un tiempo, fue el pasado mes de septiembre cuando Carlos Moro inauguró su bodega de San Vicente de la Sonsierra, en un acto que contó con la presencia de la presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu.
Desde su creación, la Bodega ha ido ganando reconocimiento gracias a sus vinos, cuyas elaboraciones aúnan alta tecnología sin olvidar la tradición de esta Denominación de Origen de reconocimiento internacional.
En 2014 el proyecto contemplaba, también, la recuperación de su edificio centenario y de un calado subterráneo de 1.200 metros cuadrados. Y todo, con la vista puesta en el enoturista que se acerca a esta zona para vivir diferentes experiencias en torno al vino. La especial configuración del edificio, que abarca un total de cinco estratos de viñedos, permite además que toda la producción se lleve a cabo por gravedad.
Hoy la bodega cuenta con más de 20 hectáreas de viñedo propio repartidas en parcelas ubicadas en San Vicente de la Sonsierra ((La Rioja) y Labastida en Álava. Precisamente un viñedo plantado en vaso en 1940 en esta localidad, Viña Garugele, es uno de los pocos Viñedos Singulares de la DOCa Rioja, reconocidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Respeto por la naturaleza
La naturaleza es la mayor aliada en la producción de uva de calidad y la lucha contra el cambio climático es parte intrínseca de su estrategia. Encontrar herramientas que lo contrarresten es un reto al que Carlos Moro va dando respuestas a base de compromiso e investigación.
Bodega CM de Matarromera ha apostado desde el inicio por la sostenibilidad con la incorporación no sólo de energías renovables y caldera propia de biomasa, sino al conseguir la certificación de tres normas de gestión ambiental que acreditan el máximo respeto por la naturaleza.
Desde su creación, la Bodega mantiene las tradiciones y aplica en sus viñedos antiguos la tracción animal para respetar al máximo sus suelos, un compromiso medioambiental que se ha visto refrendado con la certificación Wineries for Climate Protection, impulsada por la Federación Española del Vino (FEV), que evalúa la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la gestión del agua, la reducción de residuos, la eficiencia energética y el uso de energías renovables.
Experiencias con vistas panorámicas
Bodega CM de Matarromera se asienta sobre una ladera con excelentes vistas a San Vicente de la Sonsierra, las cuales se pueden disfrutar desde algunos rincones estratégicos, como es la sala panorámica de la Bodega. Además, los turistas pueden recorrer el impresionante calado subterráneo de más de 1.200 metros cuadrados y las distintas plantas a través de un elevador acristalado desde el que contemplar el proceso de elaboración del vino.
Cuando visitas la bodega te sorprenden las increíbles vistas que, desde la ladera, donde se ubica el edificio rodeado de viñedos, pueden apreciarse. Un entorno lleno de riquezas paisajísticas y culturales que invita a detenerse en los aromas y sabores de esos vinos que se quedan en la memoria para siempre.
