Cuando hablamos de miel en España, a casi todos nos viene a la mente un color, sabor y textura concreto. El de la milflores. “La miel de toda la vida”, dicen unos. “La de mis abuelos”, comentan otros. Esta variedad se obtiene del néctar de varias plantas, sin que ninguna de ellas domine. Es la miel más popular en nuestro país acaparando más del 90% de la cuota de mercado, según datos del sector.
Sin embargo, hay otras variedades más allá de la milflores. La riqueza floral de España y la gran profesionalización del sector, gracias al exigente modelo de producción europeo, han hecho que tengamos a nuestra disposición cerca de 40 variedades denominadas “monoflorales”. Cada una con un sabor, color y textura distinto. Estas mieles monoflorales se consiguen del néctar de una flor determinada.
Con más de 7.000 planta distintas, la Península Ibérica es un auténtico paraíso para las abejas. El sector apícola lo sabe. Por ello, España no solo es el primer productor europeo, también una referencia en mieles monoflorales de gran pureza y calidad. Muchas altamente apreciadas fuera de nuestras fronteras, pero desconocidas para el consumidor español.
Descubrimos cinco de las mieles monoflorales más exportadas:
La monofloral más popular tiene un color claro, un aroma intenso y un gusto dulce intenso con sabor a romero. La cristalización es rápida y fina. Se recolecta al inicio de primavera en zonas calcáreas del centro y sureste de España.
También de color claro, pero un poco menos que la de romero. Procedente de los campos de naranjos tan comunes en el litoral mediterráneo, esta miel deja en la boca un sabor suave y penetrante con toques de acidez. La cristalización es lenta y de cristal fino.
Otra miel que se recolecta en verano. La podemos encontrar en la meseta norte peninsular. De color blanco a ámbar, tiene un gusto dulce con notas ácidas. Su cristalización es lenta y un aroma intenso a lavanda.
De color ámbar claro, se caracteriza por tener en ocasiones notas verdosas. Típica de Extremadura, el litoral sur del Mediterráneo y el litoral oeste del Cantábrico, su época de recolección es el verano. De inconfundible sabor dulce con notas ácidas y aroma a madera mojada. La cristalización es media y en cristales finos.
De sabor intenso y persistente con ciertas notas amargas, el color de esta miel oscila entre un ámbar claro y un rojo oscuro. De fácil cristalización, su textura es espesa y viscosa. Se recolecta durante la primavera en Sierra Morena y Badajoz y a final de verano en zonas de Soria, Burgos y Guadalajara.
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