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Dominio Basconcillos, el ambicioso proyecto de dos hermanas empresarias en la Ribera del Duero

A finales de los años 90, cuando Ribera del Duero experimentaba su imparable ascensión en los mercados nacional e internacional, José María Basconcillos, amante de la naturaleza, se atrevió a poner en marcha un proyecto completamente pionero dentro de la todavía joven Denominación de Origen: Dominio Basconcillos, que apostaba por laviticultura sostenible de altura, a partir de unos viñedos situados a 960 metros sobre el nivel del mar, frente a los 800 de media de la zona. “Voy a construiros el jardín más bonito del mundo», les dijo a sus dos hijas, Carmen y María José (en la imagen), quienes actualmente gestionan la bodega situada en un paraje idílico, como un château francés, rodeado de 50 hectáreas de viñedos en Gumiel de Izán, límite de la D.O. Ribera del Duero. Las hermanas abandonaron sus respectivos sectores profesionales para apostar por el proyecto familiar, manteniéndose fieles al espíritu fundacional de su padre.

Concebida desde sus inicios como una Bodega al estilo de los chateaux franceses, Dominio Basconcillos cuenta con más de 50 hectáreas propias, en el llamado Paraje del Alto del Cura, de orografía ondulante y suelos arcilloso, calcáreo, de grava y de arena, plantadas con distintas variedades de uva (principalmente la autóctona Tinta Fina, a la que acompañan Merlot, Cabernet Sauvignon y malbec), que una vez vendimiadas son tratadas con medios técnicos de última generación en la bodega de elaboración subterránea enclavada en el centro del viñedo.

Los secretos de sus vinos de guarda

Son esenciales las características climatológicas y geográficas: una humedad relativa baja que, junto a una constante corriente de aire, purifica y mantiene sano el viñedo y la exposición Sur, lo que a una altura de casi mil metros permite que las uvas reciban más radiación ultravioleta. A eso hay que sumarle las grandes variaciones térmicas entre el día y la noche, que ralentizan el proceso de maduración de las frutas.

Igual de importante resulta el factor humano, consistente en una mínima intervención en los procesos naturales, en vendimiar a mano, en buscar la calidad antes que la cantidad (menos de 4.000 kilos de uva por hectárea) y en seleccionar cuidadosamente los granos en bodega antes de su paso por los depósitos de acero inoxidable y por las barricas de roble francés nuevo.

Todo en busca de un objetivo fundamental, que los vinos de Dominio Basconcillos representen el terruño, la variedad, la exclusividad y la magia de unas viñas tan especiales a través de sus marcas: Finca de Altura, DB Ecológico y Viña Magna.

Viña Magna, el vino más cosmopolita

Este último, su vino más cosmopolita, se encuentra en Nueva York, Chicago, San Francisco, Miami, Ciudad de México, Londres o Bélgica. Resulta voluptuoso, con carácter, aromático e intenso, una referencia que refleja la personalidad de las herederas de la bodega.

Redacción

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