Hablar del alto nivel de los vinos elaborados en España es una obviedad. El sector ha vivido una absoluta revolución, donde las bodegas y los Consejos Reguladores han estructurado la industria del vino. Se comercializan muchos resultado de un gran dominio técnico y agronómico, con una gran oferta de monovarietales (hasta hace poco los grandes olvidados) o vinos de pago (donde el terruño lo es todo).
Texto: Jon Zubia. Fotos: Bodegas citadas y ORIGEN
Sin embargo, esta efervescencia no debe ocultar que hacer vino es un arte, que exige domar las condiciones climatológicas más complicadas para obtener todos los años un gran producto. Una de las claves es la experiencia sobre el terreno, la acumulación de conocimiento, aprender de los errores o aplicar soluciones aprendidas por nuestros antepasados. Es ahí donde los vinos de Rioja tienen su mayor valor. Décadas de cuidados, vendimias, vinificaciones,… en las condiciones más extremas, que funcionan como un libro de ruta para los actuales viticultores, enólogos y bodegueros. Sus vinos muestran que el todo es mucho más que la suma de las partes. Son los vinos de ensamblaje, o “coupage”, la seña de identidad de la región.
Edificios históricos y sagas familiares
Es en Haro (La Rioja), y más concretamente en el Barrio de la Estación, donde se da la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo, constituyendo un ecosistema cuyos orígenes se remontan a 1877 (al finalizar la Tercera Guerra Carlista), donde prima la máxima calidad y conocimiento a la hora de hacer un vino de ensamblaje. Edificios históricos y sagas familiares que explican el origen de la producción de vinos de calidad en España. El distrito reúne a siete reputadas bodegas (López de Heredia-Viña Tondonia, Muga, Cvne, Bodegas Bilbaínas-Viña Pomal, Roda, L
a Rioja Alta y Gómez Cruzado) que celebraron el pasado mes de septiembre la II Cata del Barrio de la Estación.
Pedro Ballesteros, único Master of Wine español, dirigió la cata profesional estrenando su galardón de “Maquinista del año”, entregada la víspera por las siete bodegas. Fue un precioso recorrido donde cada bodega buscaba el mejor ensamblaje jugando con una única variable, realizando los asistentes realizaran su propio coupage.
Viña Tondonia propuso, de la mano de Maria José López de Heredia, un rompecabezas partiendo de cuatro vinos de las añadas de 2008 (vino base), 2007 y 2009, donde mostraban su dominio con los Reserva, adquiridos a lo largo de las cuatro generaciones de la familia López de Heredia desde que en 1877 levantaron la primera bodega del Barrio de la Estación.
Agustín Santolaya, director general de Roda, realizó una brillante introducción a la audiencia de las características del clima y suelo de Rioja en general, y de la zona de Haro en particular. De esta forma, partiendo de cuatro parcelas de otros tantos municipios diferentes donde Roda tiene sus viñedos, los asistentes obtuvieron un fantástico coupage de vinos de pago. Bodegas Roda es la más joven del Barrio de la Estación, pero la calidad de sus vinos y su filosofía de trabajo no tienen nada que envidiar a las bodegas históricas.
El arte de obtener los mejores Reservas o Grandes Reservas reside en saber proyectar los vinos de base que deberán construir cada vino resultante y establecer un equilibrio, com
plementándose unos con otros. Bodegas Bilbaínas planteó un interesante juego, un reto a la audiencia: a partir de los cuatro vinos de muestra, decidir cuáles combinar para poder obtener el mejor Reserva y Gran Reserva posible. Un desafío donde la tipología de suelos, la acidez o la estructura daban algunas pistas para la posible resolución.
La sabiduría que reside en este Barrio de la Estación de Haro volvió a mostrarse al crear un Viña Ardanza, un vino a punto de cumplir 75 años de historia como emblema de La Rioja Alta, a partir de monovarietales de Tempranillo y Garnacha, de diferentes fincas. El resultado final, realmente sorprendente. Muga mostró los secretos de su Selección Especial 2015, a partir de cuatro vinos monovarietales de Tempranillo, Garnacha, Mazuelo y Graciano.
Bodegas Cvne, la segunda más antigua del Barrio de la Estación (1879) realizó un interesante diálogo entre los dos aspectos más característicos de Rioja, el ensamblaje y su inigualable parque de barricas, único en el mundo. Cuatro Tempranillos 2014, que alternando distintas maderas (Roble Americano nuevo y de cuatro años, Roble Francés nuevo y Tina de madera) darán lugar a un equilibrado Imperial Gran Reserva 2014, que podrá disfrutarse a partir de 2021.
Gómez Cruzado cerró la cata, experimentando con la vinificación en el vino blanco de la que procede su Selección Terroir. Cuatro vinos-base con distintas proporciones de Viura y Tempranillo Blanco) y dos monovarietales de Viura, y diferentes propuestas de vinificación (un año en barrica de Roble Francés, un año sobre lías en depósito de acero inoxidable,…) para obtener un vino blanco de altísimo nivel.
El sábado, la fiesta popular
Un total de 4.500 personas pudieron disfrutar de una jornada difícil
mente igualable. Poder catar 14 vinos excepcionales (dos en cada una de las siete bodegas del Barrio de la Estación), acompañados por siete tapas riojanas ya es una experiencia fantástica. Si a ello se suma pasear por el barrio, al ritmo de la música en directo, en un ambiente festivo, contemplar la poderosa arquitectura de las bodegas y visitar alguna de las exposiciones en su interior (la Doma de barrica en el taller de Bodegas Muga o la exposición “Caro at Cvne”), el recuerdo es ya memorable.
Una jornada alrededor del vino, la fiesta, la amistad y la cultura, donde la premisa fundamental se cumplió con creces: disfrutar. No es extraño que recientemente la Cata del Barrio de la Estación haya recibido el premio a la Mejor Experiencia Enoturística 2016 en los IWC Awards Spain. Ha conseguido el milagro de convertirse en un clásico con tan solo dos ediciones de historia.
