Su divertida carta cuenta con atractivas propuestas y formatos absolutamente sorprendentes. Y, además, ahora, se divide en tres apartados: los “imprescindibles” de la clientela, los “cócteles a examen” y unos “sin alcohol” muy especiales.
Apartado 1. “Los imprescindibles”.
El primer apartado recoge aquellas creaciones que más apasionan a la clientela, los best-sellers de Varsovia. Entre ellos se encuentra el siempre fascinante Tokyo Blues -se hace con ginebra Jinzu, vermouth Noilly Prat rouge, Grand Manier, sirope de cereza, almendra y sake- o el irresistible Ginger Rum Old Fashioned -con ron, azúcar moreno, naranja y jengibre entre sus ingredientes-.
Apartado 2. Los “Cócteles a examen”
En esta sección los carismáticos Borja Cortina -Mejor Bartender de España 2015 por la World Class Competition– y Jorge Oliva -semifinalista nacional en la Bacardí Legacy Cocktail Competition 2016– se han centrado en democratizar la alta coctelería a través de creaciones muy divertidas impregnadas de su especial sello. Por eso han apostado por formatos impactantes y sabores muy originales que sorprendan, pero que la clientela pueda entender.
Estos cócteles son cercanos y rompedores a partes iguales, y conquistan con sus ingredientes… y también con su historia. Como el dulcemente amargo El aire sabe a veneno, inspirado en una canción de Revólver con sabor a desamor (y a tequila); el Lolailan, genial versión flamenca del Long Island elaborada con fino y servida en una copa de vino vestida de sevillana; Cucurrucucú Paloma, que por supuesto lleva tequila además de bitter de habanero y lima; o el mítico Ticket to the American Dream, pasaporte de Borja al triunfo en la World Class Competition 2015.
La clientela estaba deseando probar esa intensa y suculenta mezcla de Bulleit Bourbon, sirope de cebolla, zumo de limón, salsa de queso cheddar y salsa barbacoa presentada en una caja de palomitas. ¡Y por fin podrán hacerlo!
Apartado 3. Los Sin Alcohol.
También hay un apartado especial para aquellos que no puedan beber alcohol o que quieran cuidarse. Los “sin alcohol” de Varsovia son sorprendentemente apetecibles, y tan divertidos como el Mocochinchi, inspirado en una bebida boliviana y preparado con orejones de albaricoque, canela, clavo, pimienta jamaicana, azúcar y soda. O el refrescante I wanna be Americano, con vermouth rojo desalcoholizado.
Para descubrir las demás sorpresas que depara la Varsovia más canalla no hay nada mejor que acercarse al impresionante espacio que ocupa -un edificio modernista de Manuel del Busto con vistas al mar- y dejarse seducir por la alquimia más tentadora. Abren todos los días de 16.00 h. a 03.30 h. (servicio en mesa hasta las 03.00 h.).
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