Joaquín Felipe apuesta por “una cocina de producto, de cercanía y mirando al mar”. Una forma de trabajar que no le es extraña y a la que ya supo sacar partido en sus anteriores experiencias gastronómicas en el catering Paradís, los hoteles Villa Real y Urban o el restaurante El Chaflán, donde llegó a conseguir una Estrella Michelín. Actualmente, se desenvuelve entre los fogones del restaurante Atocha 107 de la capital, sito en el hotel boutique de mismo nombre, franquiciado de la prestigiosa cadena Hilton.
Un proyecto que barajaba desde hace años
Un bagaje que ahora busca exponenciar en un proyecto que el chef llevaba “barajando hace años”. La elección del lugar no es ni mucho menos casual: de Asturias es oriunda la familia de su mujer. “Tenemos la zona muy pateada”, reconoce el cocinero, que conoce de primera mano las bondades del Principado. Las mismas que plasmará en sus platos, poniendo en valor la rica despensa asturiana y los productos de sus costas. “Tener el mar y la montaña tan cerca es un lujo para un cocinero”, afirma. Por ello, ahora buscará “adaptar el recetario de la zona a mi forma de cocinar, sin inventar nada, solo queriendo hacer buena cocina“.
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