El objetivo de estos premios es, desde sus inicios, incentivar la producción de vinos de calidad superior, así como su consumo de forma razonable, dar a conocer al público los tipos de vinos característicos producidos en las diversas zonas vitivinícolas, elevar el nivel técnico y científico de las bodegas y técnicos participantes, constituir un punto de encuentro para los mejores vinos del mundo y contribuir a la expansión de la cultura del vino.
Podrán participar en el concurso todos los países productores del mundo, según las normas de la OIV. Las bodegas que quieran participar en esta edición podrán hacerlo enviando las muestras de los vinos que quieran presentar a concurso hasta el 8 de octubre. El lugar de recepción será la Estación Enológica de Castilla y León.
Panel de cata
Los Premios Zarcillo cuentan con un panel de cata conformado por un centenar de los mejores catadores del mundo, profesionales de reconocido prestigio relacionados directamente con el mundo del vino. Ellos serán los encargados de dictaminar cuáles serán los mejores vinos de la edición 2021 con las distinciones Gran Zarcillo de Oro, Zarcillo de Oro y Zarcillo de Plata.
En cuanto a la evaluación de los vinos, los Premios Zarcillo cuentan con un avanzado programa informático que permite la gestión del complejo sistema de recepción de muestras y un control riguroso de los datos suministrados por los jurados durante las sesiones de cata. Todo ello garantiza un tratamiento adecuado de la información que permite premiar a los mejores vinos.
Este año, además, el concurso presenta una novedad en cuanto a los premios y es que estrenará la categoría Premio Zarcillo ‘Trayectoria Alejandro Fernández’, en honor al bodeguero y emblemático embajador de la DO Ribera del Duero, fallecido recientemente. Esta nueva categoría busca reconocer toda una vida dedicada a la viticultura.
Internacionalización del concurso
Los Premios Zarcillo nacieron en 1991 con carácter nacional para más tarde, en 1999, dar el salto internacional regido por las normas de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) e integrados en la Federación Mundial de Grandes Concursos Internacionales de Vinos y Espirituosos (VinoFed).
La internacionalización del concurso supuso un éxito sin precedentes que llevó a duplicar el número de muestras presentadas en tres ediciones, entre 1999 y 2003, situándolo en la edición de 2009 en el tercer puesto a nivel mundial en lo que a concursos de vinos se refiere, sólo superado por Vinalies y Mundus Vini. Pero, además de ser destacable el número de muestras, también lo es la calidad de los vinos juzgados, el alto nivel organizativo y, en particular, el desarrollo tecnológico aplicado en la cata.
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