Quesos de Suiza ha vuelto a instalar su mítico chalet de madera en la 31 edición del Salón de Gourmets de Madrid, donde ha presentado la variedad Extra del queso Appenzeller.
Desde el idílico Appenzellerland (pintoresca región localizada en el noroeste de Suiza, entre los Alpes y el lago de Constanza), llega Appenzeller Extra, un queso elaborado de la manera tradicional con leche cruda de vacas que se alimentan libremente en los pastos de las montañas y prados. Además, como en el caso de otros quesos suizos, es apto para intolerantes al gluten y a lactosa. Durante el proceso de maduración, cada uno de los quesos se tratan regularmente con una salmuera – una mezcla de hierbas que únicamente conocen 2 personas en todo el mundo. En el caso de la variedad Appenzeller Extra, los maestros queseros seleccionan únicamente aquellas ruedas aptas para una larga maduración, pues reposarán en la cava un periodo mínimo de 6 meses mientras que un Appenzeller clásico, lo hace sólo 3 meses. Durante el proceso de curación, el queso adquiere un picante regusto que lo convierten en el favorito de los más sibaritas.
Por supuesto, durante el Salón también se se han podido disfrutar otras variedades de quesos suizos como Le Gruyère AOP, Emmentaler AOP, Sbrinz AOP, Appenzeller, Tête de Moine AOP, L’Etivaz AOP y además de una exquisita fondue Vacherin Fribourgeoise AOP, un queso cremoso de marcado carácter y textura fundente.
Quesos famosos en todo el mundo
Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse con aditivos químicos.
Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y forrajes.
La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de Agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la Denominación de Origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.
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