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CARTA DEL DIRECTOR: Un corazón verde para tiempos inciertos

Cuando llega el otoño nos gusta vestirnos de verde, el color de la esperanza y también el de la salud en estos tiempos en los que vivimos sometidos a tal número de amenazas. La esperanza nunca nos ha abandonado a pesar de las dificultades, porque la herramienta que manejan nuestros agricultores y ganaderos es la calidad y excelencia de sus producciones.

Por Eugenio Occhialini

Por eso no les frenan ni los efectos de la sequía y del cambio climático, ni la escasez de productos esenciales ni los disparatados precios de la energía para ofrecer a su clientela la maravilla de muchas de sus producciones a precios que siempre intentan que sean razonables.

En este número de ORIGEN queremos, además, mostrar ese color verde en forma de corazón, para defender que el consumo de frutas y hortalizas, de joyas de la huerta, es seguramente y junto al ejercicio físico, el mejor modo que tenemos de preservar nuestra salud. De ello se podrán extraer interesantes lecciones en las páginas siguientes.

La estacionalidad, clave

Coincidiendo con la celebración en Madrid de una nueva edición de la exitosa feria Fruit Attraction, quiero también aprovechar para destacar la importancia de la estacionalidad, el verdadero hilo conductor de la calidad alimentaria y gastronómica. Por eso, precisamente en estas fechas apostamos por unas verduras de otoño-invierno que son totalmente diferentes a las de primavera-verano y siempre invitamos al consumo de cinco piezas de fruta al día como defienden los nutricionistas.

Como escuché el otro día, cambiar de estación alimentaria ofrece una sabrosa una sabrosa semejanza con cambiar de temporada de moda: pasamos de una primavera-verano cargada de frutas y verduras llenas de agua y de frescor a un otoño-invierno donde la textura, la fibra y un sabor más marcado son sus principales señas de identidad. Pero no cambiamos de color, puesto que seguimos envueltos en los tonos verdes de la esperanza y de la salud,

Es un momento propicio para recordar que no somos conscientes de los grandes beneficios que tienen estos alimentos cuando son de temporada y producidos en una zona próxima. Una de las principales riquezas que tienen estas verduras de otoño es la fibra. Ahora estamos en una temporada donde las verduras de hoja se convierten en principales estrellas de las cocinas domésticas y de restaurantes volcados en la cocina estacional y saludable: acelgas, canónigos y toda la familia de las coles son solo algunas de ellas.

Frutas y hortalizas exhiben estos días en IFEMA, bajo la organización de FEPEX, sus mejores galas en homenaje a uno de los sectores agroalimentarios más pujantes de nuestra economía y una extraordinaria bandera de triunfo internacional, una de las mejores tarjetas de visita de nuestro país en el mundo.

Variedad e innovación

A pesar de la dificultad de la coyuntura, de la necesidad de aumentar la competitividad, de los efectos de la pandemia y la guerra y de la evidencia de un cambio climático que están cambiando muchas pautas de cultivo, nuestra variedad hortofrutícola se mantiene como un valor en alza, envuelta además en interesantes procesos de innovación que siempre resultan esenciales.

Pero está en alza sobre todo porque son los ingredientes favoritos de nuevas generaciones muy concienciadas con la necesidad de cuidar su alimentación. El mensaje de “somos lo que comemos” ha llegado a todo el mundo y también la constatación de que, si aumentamos el recurso a frutas y hortalizas, nuestra calidad de vida mejorará.

Porque son fuente de salud y también de color, de riqueza, de abundancia y de diversidad. Los especialistas en nutrición las tienen como bandera y los mejores chefs recurren a ellas no solo a la hora de la cocina dulce sino también con un peso creciente en las recetas saladas. Porque son sinónimo de calidad de vida.

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