Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: Siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros miramos estos vinos con esperanza, porque son el ejemplo de jugadas realizadas con empeño, que han sabido esperar su buena mano de naipes. Tras un tiempo sin apuestas de mención, desde el río Arlanza vuelven al tapete con todas las de ganar, con confianza y habiendo aprendido de los grandes triunfadores. Vinos sorprendentes para poner en el punto de mira. En la imagen, Petit Verdot Reserva 2005 de Bodegas Buezo.
Por Javier Fernández Piera
Decorus Rosé 2022
Bodegas Decorus
D.O. Arlanza
Garnacha, Tempranillo, Mencía, Bobal, Albillo, Viura, Tempranillo Blanco, Palomino, Rojal.
Lienzo de autor. Combinación de una palestra llena de tintes de los que, usando sólo unas gotas de cada, 
matizando las mezclas, y marcando las luces y las sombras, se consigue una obra maestra de los rosados. Pero no lo hace un solo pintor, pues en el equipo de esta bodega hay más de una inspiración, y aún más, la inspiración viene del paisaje, del campo, de la naturaleza, del corzo. Así el resultado tiene color de amanecer, brisa refrescante y un brillo de cada una de las más de diez variedades seleccionadas. Coinciden en que las viñas que componen este singular pantone provienen todas de viñedos viejos, de altura (entre 800 y 900), y en lugares recónditos, rodeados por carrascas y encinas. Vendimia manual adelantada y un prensado ligero, para fermentar con temperatura muy controlada -que no se pierda frescura-, pero con crianza sobre lías de 5 meses -para darle el toque-. Rosa salmón, de aromas de fruta cítrica y blanca y equilibrio en acidez, especias y toque mineral. Un ejemplo de todo lo que nos queda por descubrir en esta región que tiene estas joyas preparadas para deslumbrar a todo aquél que se lance.
Petit Verdot Reserva 2005
Bodegas Buezo
D.O. Arlanza
50% Petit Verdot, 50% Tempranillo
Generosidad, saber hacer y personalidad. Buezo es el vino que se escribe con “b”. Buenos y
bonitos, y valientes, que sí se escribe con “v” de vino, buen vino. Porque la variedad es complicada, por sus problemas de maduración y diferencias con el resto de uvas de la zona. Pero es una uva rural, agreste, resistente, que sólo la experiencia puede domar. Y quienes se han atrevido a cultivarla han ido aprendiendo a sacar lo mejor de ellas y de ellos… Aquí hay buena mano, que sabe que la clave está en vendimiar cuando está madura, para dar todo su aroma, estructura y ese tanino que colorea tanto. Por el otro lado, la Tempranillo ya viene perfecta de las viñas de esta bodega cuyo paisaje es un proyecto enológico de ensueño. Vendimia manual y fermentación con remontados diarios. Barricas de roble francés y americano durante más de un año, y no le falta tiempo en botella (más de 7 años), para que el equilibrio sea destacable entre frutas, especias, tabaco y madera. Artesanal, pero muy bien pulido y de sabor largo. Muy bueno.
Boticario de Silos 2021
Bodegas Septién
D.O. Arlanza
Tempranillo, Garnacha y Mencía
Cultura, letras, filosofía, naturaleza, observación, pausa, calma, reflexión y éxtasis. En Silos s
e puede. Por la herencia del monasterio, pero porque los monjes no elegían un sitio cualquiera para sus encerramientos. Si vas a pasar mucho tiempo en algún lugar, deseas que ese lugar tenga “algo”. Esta zona tiene mucho, y todo ello queda plasmado en este vino. Los viñedos los plantó un boticario hace más de un siglo, buscando altura pues están a mil metros. Y la mezcla de variedades, como antaño, está en la propia viña. La heterogeneidad de la maduración obliga a una cuidada vendimia para que el resultado final sea, además de equilibrado, un ejemplo claro del terruño. Pero ese estudio minucioso del elaborador, esa pasión por la poesía de quien ama el campo, se consigue transmitir con este vino que fermenta y se cría en grandes toneles de roble francés. La madera suaviza y redondea pero no destaca. El color cereza brillante y con aromas de frutos rojos. El vino ya en la boca es aterciopelado, muy elegante, seductor. Mucha potencia y sabor.
Cientos de años arando la tierra con sus propias manos, y ahora presumiendo de una Denominación de Origen donde la cultura se hace vino. Lerma, Covarrubias, Santo Domingo de Silos y sus cantos gregorianos, y el paisaje castellano dan un escenario ideal para la experiencia del vino con escapada. Ruta de las que hay que hacer, y sentir la influencia del Arlanza. Como siempre: Moderación y buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…
