Hay proyectos vitivinícolas que, milagrosamente, van pasando de padres a hijos porque, aun evolucionando con el trasiego de las generaciones, están anclados a la tierra y a la tradición. Es una de las señas de identidad de Vega Tolosa, de Casas Ibáñez, la localidad albaceteña que alberga el mayor número de bodegas en la emergente comarca vinícola de La Manchuela.
Texto: Luis Ramírez. Fotos: Origen
Juan Miguel Tolosa, cuarta generación, sigue llevando la batuta de la casa, pero se apoya cada vez más en la quinta, que integran sus dos hijas, que jugaron en el viñedo y en la bodega desde niñas, Mariluz, la responsable de Marketing y Enoturismo (actividad de creciente peso e importancia dentro de la bodega, y que incluye los paseos en bici por el viñedo, además de visita a la bodega, catas e incluso almuerzo), y la jovencísima y prometedora enóloga Rocío. El círculo lo cierra Javier, marido de Mariluz y
Pero vamos con la visita a nuestra bodega única. En un ventoso día de inicio de la primavera, descubrimos la impecable sostenibilidad del proyecto en la propia bodega y, sobre todo, en uno de sus viñedos más históricos y singulares, llamado Fuente del Piojo, entre los valles del Cabriel y del Júcar, Reserva de La Biosfera, de suelos calcáreos y arcillosos y con el microclima que le dan los 800 metros de altitud, en donde, conviviendo con algunas cepas blancas, reina la Bobal, la gran variedad tinta autóctona de la comarca. Porque como nos cuenta Juan Miguel en el espléndido escenario del viñedo, “antiguamente y como todo se mezclaba, se solían plantar algunas cepas blancas entre las tintas para, a la postre, suavizar los vinos y que no salieran tan ásperos, sino algo más frescos. Nosotros, aunque elaboremos por separado, conservamos esta variedad en el viñedo”.
Viñedo y vinos
Alrededor del 30 por 100 de las 300 hectáreas en ecológico con las que cuenta Vega Tolosa corresponden a la Bobal, algunas de ellas con las viñas más antiguas de la D.O. Manchuela, con más de un siglo de vida. Otro tercio correspondería a variedades blancas y el resto a tintas no tan autóctonas, aunque plenamente asentadas en la región, como la Cabernet Sauvignon o la Syrah. En total, pueden recoger al año, incluyendo las que se destinan al vino a granel, unos dos millones de kilos de uva, algo menos en las últimas vendimias a causa de una sequía que, tras las últimas lluvias, parece tocar a su fin en estas tierras manchegas fronterizas con la zona valenciana de Utiel-Requena.
Además de los tintos Los Halcones y Bobal Icon, de los blancos Chardonnay, Viognier y Sauvignon Blanc, y de espumosos de Chardonnay y de Bobal, Vega Tolosa ha lanzado recientemente al mercado pequeñas
El ayer y el hoy
En Vega Tolosa han recuperado formas tradicionales de producción, como el recurso al hormigón para las crianzas y el lacrado artesanal de las botellas, respetando en ambos casos una diferenciación cromática muy del gusto actual. El ayer y el hoy siempre conviviendo en el complejo mundo de la venta de vino, sobre todo para bodegas como Vega Tolosa, que exporta alrededor del 80 por 100 de su producción y buena parte de ella, a Estados Unidos. De todos modos, Juan Miguel Tolosa se muestra optimista sobre el futuro de “la guerra de los aranceles”, mientras nos descubre el último de sus secretos, un vino submarino que se ha criado en Denia (Alicante) y del que apenas le quedan un par de botellas: “Pronto esperamos poder hacer más”.
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