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Baile de verdiales en Mála- M C Process Lin+ K 99% C+M 98% S/D 97% BAL 95% Y 90% M 80% C K 75% 0 70% 60% 50% BAL 80% 40% 40% Y M 30% C 25% K 20% K 5% 4% 3% 2% 10% S/D 5% 3% BAL Y 2% M 1% C K 0/100% 1P Times 0.5P Times 2P 4P 0 Times Times 0.5 P Times 1 P Times 2 P Times 4 P Times BAL 80% 40% Y M C K M+Y S/D BAL Y M C K 1/17 C K C+Y S/D BAL Y M C K V13.0g (pdf)
ga. Estatua de un fiestero de ver-
diales en Comores. Usuario de una
codiciada tirolina en esta misma
localidad de la Axarquía y paisaje
panorámico desde los alrededores
de la propia Comores, donde se
observan las montañas de la co -
mar ca malagueña.
no queda otra que ayudarse de mulos. Gracias a estos
animales se pueden sacar las cajas con los racimos y
llevarlas hasta las paseras.
Las montañas de la Axarquía están salpicadas de
paseras, una especie de eras rectangulares, dispuestas
en las laderas, a pleno sol, donde se extienden los raci-
mos para que comiencen el proceso de pasificación. A
los diez o doce días hay que darles la vuelta, uno a
uno... a mano, por supuesto, con cuidado de no dañar
las bayas... y, una vez más, de no caer rodando monta-
ña abajo. Durante más de un mes las familias de viticul-
tores viven, como antes, en los lagares de la sierra, pen-
dientes de que ni el más mínimo rocío toque sus precia- Todo ese proceso de elaboración manual y tradi- El Museo de la Pasa
das uvas. Antiguamente, para avisarse unos a otros de cional hace que el producto final tenga unas caracte- El ajoblanco, que también está relacionado con el
que venía lluvia y había que apresurarse a tapar las rísticas organolépticas tan peculiares que lo hacen modo de vida de los agricultores de la Axarquía, goza
paseras, se usaba una caracola. Se ‘pitaba la caracola’ inigualables en dulzor, textura y color. El dul, como lla- igualmente de gran renombre. Era la cena de los viti-
con un toque específico y todos quedaban alertados man por aquí a todo esto junto, es único. Durante los cultores. Hoy es toda una exquisitez, pero antigua-
para venir a ayudar o para ocuparse de sus propios raci- siglos XVIII y XIX, las pasas de la Axarquía se convirtie- mente no era sino economía de subsistencia. Junto a
mos. Ahora es el móvil el que permite hacerlo, aunque ron en uno de los manjares más demandados en los la vid y el olivo, el almendro era el otro cultivo estrella
la caracola tenía más glamour, dónde va a parar, y nun - mercados nacionales e internacionales y hoy continú- de esta comarca. Así que, al ajo, pan, aceite y agua se
ca dependía del capricho de la cobertura... an siendo uno de los productos con más fama. añadían unas almendras y, con la ayuda de un morte-
CORTIJO BRAVO
Si nadie nos dijera lo contrario pensaríamos que, antes que hotel, el edi-
ficio que alberga el B Bou Cortijo Bravo fue eso, un cortijo. Y esa es la idea,
claro, pero en realidad es un establecimiento de reciente construcción ins-
pirado en las típicas casas señoriales andaluzas campestres del siglo XIX.
Desde la fachada a las habitaciones, toda una serie de detalles llevan la
imaginación hasta otra época... pero con el confort de hoy en día. El con-
trapunto también lo pone la propuesta gastronómica, moderna e innova-
dora pero sin llegar a ser estrambótica. Productos de calidad de la zona y
recetas tradicionales actualizadas se combinan con un escenario cuidado,
sugerente y evocador, desde un salón con chimenea a una terraza con vis-
tas a jardines y campos de frutales y con la estampa de las casas blancas
de Vélez-Málaga al fondo. Para quedarse sin prisas de partir.
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